miércoles, 28 de agosto de 2013

Cómo prevenir el síndrome posvacacional


Regresar a la rutina diaria y a las responsabilidades del trabajo y el hogar puede provocar un gran impacto. Los expertos dan unos consejos para combatir el estrés que provoca la vuelta de las vacaciones



Cómo prevenir el síndrome posvacacional
Una de las recomendaciones es no alargar las vacaciones hasta el día anterior a la reincorporación.
El síndrome posvacacional incluye síntomas como tristeza, apatía, insomnio, fatiga, trastornos del apetito, irritabilidad y estrés, según Susana Hernández, facultativa especialista en Psiquiatría adscrita al Servicio de Salud Mental del Hospital de Manises, que señala: “Las dificultades reducen la capacidad de distanciamiento de su propia rutina, amortizando de este modo, el impacto tras la reincorporación a la vida activa”.
Cómo prevenir y combatir estos malestares: anticipándose a su aparición. Ante la vuelta de las vacaciones, el área de Salud de Manises, el Servicio de Salud Mental recomienda:
-Retomar la pauta horaria del sueño una semana antes de la reincorporación.
-Organizar con antelación la agenda de los primeros días de trabajo.
-No alargar las vacaciones hasta el día anterior a la reincorporación.
- Retomar las pautas horarias de las comidas con suficiente tiempo de antelación.
-Reincorporarse a las obligaciones un miércoles, nunca los lunes.
-Organizar la agenda estableciendo un plan de lucha real que afronte las tareas pendientes.
-Establecer un orden de prioridades en el trabajo para no abordar todas las tareas de golpe.
-Estar alertas con algunos rasgos de personalidad, como el perfeccionismo, la introversión o la falta de apertura a las nuevas experiencias, pues son factores de vulnerabilidad
-En el primer fin de semana tras la reincorporación, practicar aficiones o actividades que nos ayuden a desconectar de la rutina.
-Reducir la ingesta de alcohol y cafeína durante los primeros días.
-Asegurar un tiempo para descansar adecuadamente.
-Si persiste más de un par de semanas, solicitar ayuda profesional. “En algunos casos, el tratamiento psicológico y farmacológico especializado puede ser necesario”, apunta la doctora Hernández.

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