Más de un centenar de alumnos y alumnas procedentes de todos los colegios de Atarfe y un grupo de personas de distintas edades y países residentes en la localidad, celebraron en el Ayuntamiento de esta localidad, un pleno municipal extraordinario sobre los Derechos del Niño y su relación con otras generaciones y personas provenientes de distintas latitudes del globo.
El acto, al que acudieron los centros escolares Medina Elvira, SAFA, Jiménez Rueda, Atalaya y Clara Campoamor, tuvo todos los ingredientes protocolarios de una sesión habitual del Consistorio, donde los chavales eligieron democráticamente a los concejales y al alcalde, en este caso alcaldesa, ante una joven secretaria municipal.
Acto seguido cada uno de los ediles leyó sus propuestas a favor de los Derechos del Niño y en torno al tipo de sociedad que desean. Las iniciativas infantiles se centraron, sobre todo, en la necesidad de integración de los emigrantes, en la no discriminación por color de la piel, sexo o religión, y de una forma especial en la urgente necesidad de mejorar el medio ambiente y ampliar la lucha contra la contaminación.
Además, trataron muy seriamente temas como el respeto a las personas y a la naturaleza, el derecho a la educación libre y gratuita, la creación de lugares públicos para la convivencia, la erradicación de la droga, el acceso equilibrado a la informática, el aumento de la educación y la cultura, la incidencia de la crisis económica en sus vidas y en la de sus familias y la seguridad ciudadana.
Mayores
Tras la sesión plenaria el conjunto de los escolares escucharon al grupo de personas mayores entre las que se encontraban varios extranjeros y atarfeños, quienes explicaron sus experiencias de vida a los jóvenes. Especialmente fue escuchado y aplaudido un joven ghanés que acudió al plenario para explicar a los chavales sus vivencias y penurias como emigrante. Paco, como amigablemente le llamaban los chiquillos al joven africano, narró su dura experiencia de vida al llegar clandestinamente a España, las visicitudes que tuvo que pasar para poder encontrar un trabajo y ser aceptado, y la separación de su familia y de su pequeña hija, que le pregunta por teléfono desde Accra, «¿Cómo eres papa..?».
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