viernes, 26 de agosto de 2011

Los bebés fumadores pasivos, más expuestos a la muerte súbita (Ideal.es)

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Los bebés fumadores pasivos, más expuestos a la muerte súbita

El 10% de los casos de muerte súbita en lactantes se relacionan con el tabaquismo pasivo e incluso puede ser hasta ocho veces más frecuente cuando el padre o la madre fuman en la habitación donde se encuentra el bebé.
La Fundación Española del Corazón (FEC) ha advertido sobre el especial cuidado que deben tener los padres fumadores con sus hijos, ya que, en los meses de verano, el tiempo de convivencia con ellos es mayor. El humo del tabaco incide de forma muy negativa en la salud respiratoria y cardiovascular desde una edad muy temprana. Incluso en una mujer embarazada y fumadora puede producir parto prematuro y aumenta el riesgo de tener un recién nacido de bajo peso.
Así lo ha explicado Jaime Fernández de Bobadilla, coordinador del Grupo de Trabajo de Tabaco de la Sección de Cardiología Preventiva y Rehabilitación de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y cardiólogo del Hospital La Paz, de Madrid. En general, en los niños, la afectación del tabaco es fundamentalmente respiratoria -aumento del riesgo de asma, bronquitis, bronquiolitis o de la incidencia de neumonías, entre otras enfermedades-, mientras que en los adultos se ve también seriamente perjudicada la salud cardiovascular y se relaciona con la aparición de muchos tipos de cáncer.
Aún así, múltiples estudios demuestran que los menores expuestos al humo del cigarrillo tienen más riesgo de sufrir una patología cardiovascular en un futuro. De hecho, ha dicho Fernández de Bobadilla, entre la gente joven, que, en general, tendría un riesgo cardiovascular muy bajo, el tabaquismo es la causa del 75% de los casos de enfermedad del corazón en edades tempranas.
El 15% del humo del tabaco lo consume directamente el fumador mientras que el restante o secundario es clasificado por la Agencia de Protección Medio Ambiental como una sustancia cancerígena del tipo A, junto con el arsénico y el benceno, entre otras. La nicotina, según el experto, es el agente activo principal del humo del tabaco, pero otros compuestos como el alquitrán y el monóxido de carbono también son perjudiciales para el corazón y para la salud.
Entre otras consecuencias, las sustancias químicas del humo del cigarrillo contribuyen a la acumulación de placa grasa en las arterias, que afectan a los niveles de colesterol y a un coagulante sanguíneo, por lo que aumentan el riesgo de ataque al corazón.
165.000 muertes anuales en niños
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que cerca del 40% de los menores está regularmente expuesto al humo ajeno en el hogar, y un estudio publicado en la revista The Lancet indica que el tabaquismo pasivo causa 165.000 muertes anuales en niños. A pesar de la aprobación de la nueva Ley Antitabaco, ha apuntado Fernández de Bobadilla, son las familias las que tienen que ser conscientes del daño que provoca en la salud de los niños y de que un ambiente libre de humo es la única protección realmente efectiva.
El doctor ha señalado que la nueva normativa ha sido un "importante paso" para la protección de los menores, ya que la prohibición de fumar en lugares públicos ha modificado drásticamente la probabilidad de que los niños inhalen el humo tóxico del tabaco. En cambio, su salud sigue quedando desprotegida en el hogar, por lo que resulta fundamental que los padres tomen conciencia del daño que supone el humo del tabaco para sus hijos.
Fernández de Bobadilla ha recomendado que, si no se deciden a dejar de fumar, no lo hagan en el hogar o que, "como mucho, lo hagan en la terraza o el tendedero, y que, en general, eviten que los hijos les vean, ya que son el principal modelo de conducta para ellos". Los hijos de padres fumadores tienen el doble de probabilidades de acabar adquiriendo también este hábito, debido, principalmente, a dos causas: la adicción que van adquiriendo a la nicotina y la incidencia del modelo de conducta de su progenitor.

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