Turistas y senderistas de fin de semana son los protagonistas más frecuentes de las intervenciones del Sereim.
Aire puro, ocio, ganas de disfrutar de unas horas en plena naturaleza, alejados del ingrato asfalto de la ciudad. Parecen suficientes argumentos para lanzarse a la carretera y buscar en recónditos parajes esa tan ansiada paz interior. Escapadas que, en ocasiones, acaban en pesadilla, casi siempre como consecuencia de la falta de experiencia de estos aventureros, que únicamente tienen contacto con el medio natural durante el fin de semana.
Uno de los últimos casos que puede servir de ejemplo tuvo como protagonista a un grupo de doce cordobeses. La excursión tenía como destino el Poqueira, lugar muy frecuentado por los aficionados a los deportes de aventura. El objetivo, pasar el día practicando rápel, descenso con cuerdas por paredes verticales. En este caso, la dificultad del trayecto elegido era alta. Sin embargo, no todos los miembros de la expedición contaban con la experiencia necesaria y lo que en un principio iba a ser una excursión de ida y vuelta en el mismo día se convirtió en una penosa noche al raso. Consiguieron salir del barranco 17 horas después de lo previsto.
En este caso fue vital la intervención de la Sección de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil (Sereim), que cada mes realiza una media de seis o siete actuaciones de este tipo, en las que tienen que hacer frente incluso a la evacuación de heridos. Aunque hay meses que se salen de la media y exigen actuaciones prácticamente un día sí y otro no. Por ejemplo, en enero de 2010 se realizaron quince intervenciones. En lo que va de 2011, se han rescatado 27 personas ilesas y 23 heridas. Además, el Sereim tuvo que rescatar los cuerpos de seis personas.
Aunque pueda parecer que buena parte de sus actuaciones tienen como escenario el invierno, por ser la época del año en la que están abiertas las pistas de esquí de la estación de Cetursa, el verano también es una época como poco difícil para estos agentes de la Guardia Civil. Según explica el sargento Juan José Fernández, la actividad entre una época y otra cambia "totalmente" a causa de la climatología. Evidentemente, se pasa del frío extremo al calor extremo, aunque esta cuestión básica tiene sus matices. La existencia de neveros en Sierra Nevada hace necesario que la primera pregunta que se le hace a un accidentado es si hay nieve "para preparar el material", explica el sargento. Además, los cambios bruscos de temperatura en la Sierra pueden ocasionar hipotermias incluso en verano si no se va bien pertrechado, ya que la temperatura puede bajar hasta los cero grados.
Y es que, en cualquier salida a la naturaleza, es vital ir mínimamente preparado. En este sentido, el agente señala que hay dos tipos de excursionistas, "los que saben a dónde van y los que no, aunque todos pueden tener un accidente". Los incidentes más comunes durante los meses de estío son las caídas, que pueden provocar lesiones de todo tipo -desde fracturas abiertas a luxaciones-, lipotimias y golpes de calor e incluso extravíos. Prácticamente todos tienen un denominador común, se producen durante el fin de semana.
Por otro lado, desde el Sereim se indica que hay más probabilidades de tener un problema en la montaña en verano que en invierno, ya que, mientras hay nieve, es necesario hacer una mayor inversión económica en material. En verano, sin embargo, el buen tiempo anima a salir con un par de zapatillas y poco más.
En la mitad de los casos es posible realizar el rescate con helicóptero, pero lo escarpado del terreno y las dificultades que se pueden plantear hacen necesario que en el otro 50% de las ocasiones los rescates se hagan necesariamente a pie, lo que requiere que los 16 miembros del Sereim en la Comandancia de la Guardia Civil de Granada cuenten con un detallado plan de entrenamiento, que incluye todo tipo de situaciones. Escalada, prácticas de primeros auxilios, barranquismo, rápel. "Hacemos de todo, enfocado siempre al rescate", explica el sargento.
Y es que, por desgracia, la situación vivida por los doce cordobeses en el Poqueira no es una situación aislada, aunque aquel caso destacó por la cantidad de personas que requirieron ayuda para salir. Lo habitual es que el operativo de rescate se ponga en marcha inmediatamente después de recibir el aviso y que se resuelva en cuestión de horas. Sin embargo, no hay un límite respecto a cuándo debe ponerse fin al despliegue del dispositivo. En el caso del malogrado montañero de Moraleda de Zafayona que perdió la vida tras una avalancha el pasado 20 de febrero en el barranco de San Juan, la búsqueda se prolongó durante semanas hasta que, finalmente, el deshielo facilitó que apareciera el cadáver. Sí varió la cantidad de efectivos movilizados, ya que si los primeros días trabajaron en remover la nieve de la zona del alud en la zona hasta un centenar de personas, luego esta cifra se redujo. Su cuerpo fue finalmente localizado el 18 de mayo.
Uno de los últimos casos que puede servir de ejemplo tuvo como protagonista a un grupo de doce cordobeses. La excursión tenía como destino el Poqueira, lugar muy frecuentado por los aficionados a los deportes de aventura. El objetivo, pasar el día practicando rápel, descenso con cuerdas por paredes verticales. En este caso, la dificultad del trayecto elegido era alta. Sin embargo, no todos los miembros de la expedición contaban con la experiencia necesaria y lo que en un principio iba a ser una excursión de ida y vuelta en el mismo día se convirtió en una penosa noche al raso. Consiguieron salir del barranco 17 horas después de lo previsto.
En este caso fue vital la intervención de la Sección de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil (Sereim), que cada mes realiza una media de seis o siete actuaciones de este tipo, en las que tienen que hacer frente incluso a la evacuación de heridos. Aunque hay meses que se salen de la media y exigen actuaciones prácticamente un día sí y otro no. Por ejemplo, en enero de 2010 se realizaron quince intervenciones. En lo que va de 2011, se han rescatado 27 personas ilesas y 23 heridas. Además, el Sereim tuvo que rescatar los cuerpos de seis personas.
Aunque pueda parecer que buena parte de sus actuaciones tienen como escenario el invierno, por ser la época del año en la que están abiertas las pistas de esquí de la estación de Cetursa, el verano también es una época como poco difícil para estos agentes de la Guardia Civil. Según explica el sargento Juan José Fernández, la actividad entre una época y otra cambia "totalmente" a causa de la climatología. Evidentemente, se pasa del frío extremo al calor extremo, aunque esta cuestión básica tiene sus matices. La existencia de neveros en Sierra Nevada hace necesario que la primera pregunta que se le hace a un accidentado es si hay nieve "para preparar el material", explica el sargento. Además, los cambios bruscos de temperatura en la Sierra pueden ocasionar hipotermias incluso en verano si no se va bien pertrechado, ya que la temperatura puede bajar hasta los cero grados.
Y es que, en cualquier salida a la naturaleza, es vital ir mínimamente preparado. En este sentido, el agente señala que hay dos tipos de excursionistas, "los que saben a dónde van y los que no, aunque todos pueden tener un accidente". Los incidentes más comunes durante los meses de estío son las caídas, que pueden provocar lesiones de todo tipo -desde fracturas abiertas a luxaciones-, lipotimias y golpes de calor e incluso extravíos. Prácticamente todos tienen un denominador común, se producen durante el fin de semana.
Por otro lado, desde el Sereim se indica que hay más probabilidades de tener un problema en la montaña en verano que en invierno, ya que, mientras hay nieve, es necesario hacer una mayor inversión económica en material. En verano, sin embargo, el buen tiempo anima a salir con un par de zapatillas y poco más.
En la mitad de los casos es posible realizar el rescate con helicóptero, pero lo escarpado del terreno y las dificultades que se pueden plantear hacen necesario que en el otro 50% de las ocasiones los rescates se hagan necesariamente a pie, lo que requiere que los 16 miembros del Sereim en la Comandancia de la Guardia Civil de Granada cuenten con un detallado plan de entrenamiento, que incluye todo tipo de situaciones. Escalada, prácticas de primeros auxilios, barranquismo, rápel. "Hacemos de todo, enfocado siempre al rescate", explica el sargento.
Y es que, por desgracia, la situación vivida por los doce cordobeses en el Poqueira no es una situación aislada, aunque aquel caso destacó por la cantidad de personas que requirieron ayuda para salir. Lo habitual es que el operativo de rescate se ponga en marcha inmediatamente después de recibir el aviso y que se resuelva en cuestión de horas. Sin embargo, no hay un límite respecto a cuándo debe ponerse fin al despliegue del dispositivo. En el caso del malogrado montañero de Moraleda de Zafayona que perdió la vida tras una avalancha el pasado 20 de febrero en el barranco de San Juan, la búsqueda se prolongó durante semanas hasta que, finalmente, el deshielo facilitó que apareciera el cadáver. Sí varió la cantidad de efectivos movilizados, ya que si los primeros días trabajaron en remover la nieve de la zona del alud en la zona hasta un centenar de personas, luego esta cifra se redujo. Su cuerpo fue finalmente localizado el 18 de mayo.
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