Los medios técnicos aún no pueden predecir dónde y cuándo será el siguiente terremoto, pero sí se pueden dar respuestas prácticas ante el riesgo que viven poblaciones como la de Granada
El epicentro de los estudios sísmicos andaluces está en Granada, en el Instituto Andaluz de Geofísica. El director del centro, Jesús Ibáñez Godoy, defiende la labor social del mismo, un valor que, afirma, los representantes públicos todavía no han sabido apreciar. Pide más medios y más financiación para dar más información y formación ante un fenómeno, los terremotos, que está íntimamente ligado a la historia de provincia de Granada, que de forma periódica sufre las sacudidas de la tierra.
-¿En qué proyectos está volcado actualmente el Instituto ?
-Al tratarse de un centro multidisciplinar contamos con varios proyectos ligados entre sí y que se desarrollan en cuatro líneas de investigación. La primera trabaja sobre la geofísica aplicada, por ejemplo, se usa en arqueología o en investigaciones de memoria histórica. La segunda línea de trabajo abarca la sismicidad de la Bética, trata de explicar porqué hay tantos terremotos aquí, mientras que la tercera trata la sismicidad volcánica, centrada en las Canarias, pero también en volcanes italianos y de Latinoamérica. Por último, la cuarta línea trata sobre la prevención sísmica, se trata de estudios para mejorar la respuesta de la sociedad o de los edificios ante un terremoto.
-Los cuatro son temas muy interconectados entre sí, pero, ¿hay alguno más relevante?
-Todos están relacionados con un mismo tema, los seísmos. Si uno no conoce la causa de un terremoto no puede hacer un estudio de prevención. Todo está interrelacionado y todos los aspectos tienen su proyección social, una aplicación directa a la sociedad.
-Todo este trabajo está muy ligado al desarrollo tecnológico. ¿A más medios más responsabilidad?
-Es una cuestión importante. Una mejor instrumentación permite registrar mejor un seísmo y reproducirlo. Incluso permite simular la respuesta del terreno. Todo esto hace que haya una gran cantidad de datos, por lo que nunca terminamos de investigar y tampoco de sorprendernos.
¿Cuáles han sido los resultados que más le han sorprendido?
-Por ejemplo, en el terreno de la prospección geofísica hay una mayor demanda para conocer de forma no invasiva lo que hay bajo el suelo. Con respecto a la sismicidad del terreno contamos con un sistema capaz de detectar cualquier terremoto que se produzca en Andalucía con una fuerza superior a 2,5 grados en apenas dos minutos. Esto es importantísimo para analizar un seísmo y estimar si puede afectar a la población. En la línea de estudios sobre los volcanes, se trabaja en las alertas tempranas, en los avisos que se pueden dar a la población. También hemos hecho avances en las zonas más sensibles del terreno ante un terremoto.
-Estos avances van ligados a las nuevas necesidades que plantea la sociedad. ¿Ahora hay una mayor demanda de información por parte de la población?
-La sociedad sí ha cambiado, pero los políticos no. En nuestro caso, ningún ente autonómico, ni local ni estatal ha firmado a día de hoy un acuerdo para la transmisión de datos. La Universidad, en este caso, informa de forma altruista y el esfuerzo económico es suyo. No hay quien aporte fondos para mejorar la información a la sociedad.
-Es de suponer que una vez que se dé esa información de forma gratuita, debe ser difícil convencer a las instituciones para que aporten dinero...
-Nadie quiere financiar, y esto es un problema grave. No nos podemos comprometer a dar información en tiempo real. No nos podemos plantear no dar esa información de manera consciente. La Universidad lo tiene que hacer, son los políticos los que tienen que ver que esa información tiene un coste. Si, por ejemplo, un terremoto ocurre un fin de semana, no hay información porque no podemos financiar turnos que cubran las 24 horas.
-¿Cuál es la solución?
-Sería necesario educar a la sociedad. Igual que hay información vial o sexual, también debería haber información sobre lo que hay que hacer ante los riesgos naturales. No hay cultura ni política de prevención. Entiendo que estamos en un momento de crisis, pero si la red sísmica deja de funcionar sería una lástima, sería tremendo que hubiera un terremoto y que la sociedad no tuviera esa información.
-El panorama que plantea es realmente duro. Dígame por lo menos que no va a haber un terremoto próximamente...
-Eso es algo que no sabemos. No lo sabremos en décadas. Pero no es tan importante saberlo como trabajar en la prevención. Por ejemplo, en el terremoto de Chile hubo 400 muertos, la mitad en dos edificios mal construidos. En Haití, en un terremoto cien veces menor, hubo muchos más muertos. No sabemos cuándo, pero sí cómo prevenir sus efectos. Realizamos estudios de respuesta y es eso lo que puede mitigar los efectos de un seísmo.
granada hoy
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