El guardia civil arrollado por el
vehículo de un delincuente el 13 de agosto tiene por delante un año para
recuperar su movilidad, de momento ve el futuro con fe desde una silla
de ruedas
Gregorio López es el guardia civil arrollado por el
vehículo de un delincuente en Atarfe el pasado 13 de agosto. Después de
28 años lidiando con todo tipo de malhechores en la calle nunca pensó
verse en una silla de ruedas por un acto de servicio, que en principio
no parecía demasiado peligroso. Sin embargo, este hombre de carácter
afable, bonachón y sencillo como él solo, se topó con un conocido
quinqui al que había detenido en ocasiones anteriores y nunca imaginó
que adoptara un comportamiento tan suicida como el mostrado aquella
mañana del día 13 de agosto.
Este guardia civil acudió ayer a los juzgados de La Caleta
para prestar declaración de nuevo sobre lo ocurrido aquella fatídica
jornada. Veintitrés días después de pasar por la mesa de quirófano ha
mejorado su movilidad de forma leve, pero los riesgos para su salud
siguen siendo muy grandes. Le han fijado de la primera a la quinta
vértebra con placas de titanio, aseguradas con diez tornillos. No puede
doblar la cintura, ni la podrá doblar más y de momento, tampoco puede
iniciar su rehabilitación. De momento, su vida se limita a efectuar
pequeños movimientos sin brusquedades, porque aún tiene riesgo de ir a
peor. «He estado a punto de quedarme tetrapléjico, de hecho aún tengo la
incrustación de un hueso de la vértebra pinchado en la médula y si hago
movimientos bruscos puedo quedarme en silla de ruedas. Ahora mismo el
tratamiento durante el primer año me han dicho que sea muy lento, hasta
tener una progresión de una vida medio normal. La verdad es que me han
dicho que voy a estar mermado en mis facultades físicas de por vida,
pero con el aliciente de que puedo caminar con limitaciones. Ahora mismo
estoy con calmantes, en una silla de ruedas para poder desplazarme».
Profesión de riesgo
Estas son las consecuencias de una profesión de riesgo
donde el salario nunca alcanza para saldar el peligro de estar en la
calle lidiando día sí y al otro también con lo peor de cada casa.
«Nosotros debemos estar siempre en el sitio, no puedes decir no voy allí
porque me puede pasar algo. Tú eres un funcionario público, tienes que
estar al servicio del ciudadano y con las consecuencias que ello
conlleve. Hay que ser muy prudente, hoy en día hay mucha gente sin
escrúpulos, vemos a diario en los medios de comunicación cómo llevarse a
una persona por delante es fácil de ver un día tras otro. Yo mi consejo
a cualquier Guardia Civil que empiece ahora es que sea muy profesional y
ser consciente de que en tus ocho horas de servicio no estás exento de
nada, por eso esta profesión tiene un componente vocacional muy alto. El
peligro siempre está ahí en la calle».
El delincuente que arrolló a este guardia civil continúa en
prisión. Cuando cometió el delito conducía un vehículo junto a su
pareja sentimental y una hija menor de edad. No tenía puntos en el carné
de conducir y estaba prófugo después de no regresar a prisión tras un
permiso. Detrás de sus 24 años, hay un amplio historial delictivo.
Le dio consejos
«Yo lo conocía y le hemos dado muchos consejos para que
dejara esa vida que llevaba. Es un delincuente que ha ido de menos a
más. Si se dirige a mí, yo lo escucharé en su momento. No le guardo
rencor, como ya dije antes. Demasiada desgracia tiene con el ritmo de
vida que lleva y la calidad de vida que tiene». Las palabras de Gregorio
son un fiel reflejo de la nobleza de este hombre quien trata de sacar
lo mejor de esta pesadilla: «A la vida le doy gracias por cómo me he
quedado. Podría estar tetrapléjico, aunque aún sigo con riesgo. Solo le
pido a la vida que me deje tirar para adelante, volver a andar, ser
feliz con mi familia, sacar mi casa adelante, me gustaría volver a
trabajar, y que no se me complique más lo que tengo, que me quede como
estoy».
Los médicos le han comunicado a este hombre la práctica
imposibilidad de volver a la calle para efectuar el mismo trabajo de
antes. «Podría estar como máximo una hora sentado en un coche». Le
duele. Porque desde muy joven ha mamado este oficio por los cuatro
costados y ahora le cuesta mucho trabajo pensar que no podrá volver otra
vez a lidiar con los malhechores. «Yo tengo la ilusión de volver a la
calle, pero me parece que será casi imposible», asegura.
Resulta complicado explicar cómo tras pasar por un trance
de esta envergadura una persona puede tener la entereza de «no guardar
rencor» a su verdugo, de «dar gracias por quedarme como estoy y no ir a
peor» o el simple hecho de «desear volver a la calle para trabajar».
Sus compañeros de profesión desfilaron ayer por los
juzgados para desearle suerte, para compartir unas palabras de ánimo y
para mostrarle su apoyo. «Este accidente me ha tocado mi vida
profesional y parte de la familiar, pero doy a gracias a Dios de que
sigo funcionando para poder contarlo y sin perder la esperanza de que
estos es una batalla que no está perdida».
1 comentario:
no entiendo como las autoridades competentes tanto como politicos no desmantelan ya todo lo que hay detras de todo esto ...que pasa que hay intereses economicos por parte de las autoridades..por que parece que no,pero cabe duda...la ley no funciona y estos delincuentes van a mas por la sencilla razon de no aplicar el codigo penal a raja tabla....yo en mi lugar pondria mano dura y menos royos para todo el que infrinja la ley que de hecho en este pueblo hay muchos.y cada vez menos seguros ..un saludo
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