Los toreros suelen decir que sus miedos, los que padecen cada tarde de corrida, son difícil de explicar. Asumidos los riesgos que corren y lo que significa enfrentarse a un animal cuyo comportamiento es siempre impredecible, las inquietudes, para ellos, forman parte de otro universo. Temen, sobre todo, el fracaso, la impotencia, la posibilidad del ridículo. Por eso, en ocasiones, diez minutos después de afeitarse para ir a la plaza ya dejan ver una poblada barba, la barba del miedo.
A Miguel Prados Osuna, ganadero debutante mañana en el Coliseo de su tierra, la barba todavía no le ha crecido, pero seguro que cuando suenen clarines y timbales en el coso de Atarfe, a las cinco de la tarde, la hora taurina por excelencia, las pulsaciones estarán por las nubes y sus temores serán muy parecidos a los de los toreros, aunque multiplicados por seis. Porque seis van a ser los novillos-toros que saltarán al ruedo con el viejo hierro de La Prusiana, la ganadería que adquirió hace apenas un año y sobre la que ha edificado, allí, en el término municipal de Íllora, en los bellísimos parajes que conducen a Montefrío, todo un mundo de sueños.
Miguel Prados Osuna ha llevado su amor por el toro a la máxima expresión. De la nada ha construido en tiempo récord un escenario idóneo para la crianza de un animal que no estaba en el guión de sus preferencias hace unos años, pero por el que siempre ha sentido verdadera pasión. Su finca, todavía pequeña, pero ampliable, ha sido acondicionada de forma primorosa y allí, desde el mes de diciembre de 2008, nacen y crecen vacas y novillos de puro encaste Jandilla, una sangre brava, bravísima, que sustancia el ideal de toro con el que cada día sueña este prestigioso abogado atarfeño y las personas que le rodean y apoyan en el empeño.
'Vicarito', ese semental
La única experiencia ganadera de Miguel Prados se limitaba hasta hace poco a la crianza de caballos de pura raza y a la de otros animales de granja. Demasiado para el poco tiempo libre que le dejan sus actividades profesionales, pero insuficiente para satisfacer sus inquietudes. Por eso se lanzó a la aventura, costosa y extraordinariamente compleja, de criar toros y hacerlo, además, en Granada, lo más cerca posible de Atarfe. Miguel compró a Manuel Ángel Millares el hierro de La Prusiana y se trajo de la dehesa onubense un lote de vacas y novillos con las garantías necesarias para fijar los caracteres que él persigue y conseguir, con mucha paciencia y exigentes criterios de selección, un toro, bravo y encastado, con movilidad, codicia y nobleza, que ayude a triunfar al torero y del que pueda sentirse orgulloso.
De ese primer lote originario de La Prusiana ya se han lidiado algunos ejemplares en Píñar y Órgiva, y el balance no ha podido ser más positivo. Y también de ese primer lote van a salir los astados seleccionados para la primera gran prueba de fuego de Miguel, que no podía tener mejor escenario que el de su tierra natal, Atarfe, ni mejor escaparate que el Certamen de Rejoneo de Canal Sur. El encierro, por hechuras y presentación, es de auténtico lujo. Toros parejos, muy en el tipo del encaste Jandilla y cuyo único problema, en opinión del flamante ganadero, es que llevan alrededor de un mes sin poder tumbarse debido a las nieves y las lluvias. «Eso lo pueden acusar el domingo, aunque espero que prevalezca su fondo de bravura y saquen a relucir todo su poder durante la lidia», dice.
Lo de mañana, para Miguel, es algo especial por el hecho histórico que supone que un atarfeño lidie en su tierra y con las cámaras de televisión de por medio, pero sus miras se fijan a más largo plazo. Sabe que 'Vicarito', el semental de Millares que está ayudando a consolidar su ganadería, no es un toro cualquiera y que todo lo que ya ha nacido en su finca está llamado a rendir culto a la bravura. 'Vicarito' es padre de tres toros indultados y la mayoría de las vacas hijas suyas que se han tentado en Íllora son ya parte del futuro de la nueva ganadería. Un toro con leyenda.
Andrés García Jiménez, el veterinario, que es parte fundamental de la ganadería, y Paco, el encargado de 'lidiar' cada día con los animales , comparten el mismo sueño y entusiasmo de Miguel. De 'Vicarito', que volverá pronto a su ganadería de origen, quedan vacas y novillos con los que poder trabajar para que el hierro de La Prusiana alcance sus mayores glorias con el nombre de Miguel Prados Osuna. Ese es el gran reto. Además, el nuevo ganadero, que se define mucho más amante del toro que del toreo, sabe lo que quiere y cómo lograrlo, aunque tiene asumido que le costará, como a los toreros, vivir muchos miedos e inquietudes. A él, seguro, también le crecerá la barba mañana. ¡Suerte!
'Hechicero': Núm. 56, negro mulato, nacido en abril de 2006.
'Segadorillo': Núm. 143, negro zaino, nacido en abril de 2006.
'Zarabito': Núm. 138, colorao, chorreado en verdugo, nac. en feb. de 2006.
'Zurandero': Núm. 194, negro mulato, nacido en abril de 2006.
'Aperador': Núm. 44, negro mulato, nacido en abril de 2006.
'Zamarrito': Núm. 47, negro mulato, nacido en abril de 2006.
'Gañán': Núm. 208, burraco, nacido en febrero de 2006.
'Caballista': Núm. 49, negro mulato, nacido en mayo de 2006.
ideal granada
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