Campaña 2012 La provincia registra 33 incendios y 87 conatos que afectan a 476,8 hectáreas.
La Delegada de Medio Ambiente JA advierte que la principal causa de los siniestros forestales es la imprudencia ciudadana. Alertan que la escasez de lluvias y las altas temperaturas complican las labores de extinción.
La Delegada de Medio Ambiente JA advierte que la principal causa de los siniestros forestales es la imprudencia ciudadana. Alertan que la escasez de lluvias y las altas temperaturas complican las labores de extinción.
Evitar
un incendio forestal, que éste se quede en un conato, que no se
propague con rapidez y ponga en peligro vidas humanas e incluso que su
extinción sea lo menos dañina posible para la naturaleza es una labor de
toda la ciudadanía. Pero para velar por ello hay más de 700 personas
trabajando este verano en el Plan Infoca de la provincia de Granada,
coordinados por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente. En
lo que va de año, este dispositivo ha realizado un total de 120
intervenciones en suelos forestales, de las que 87 se quedaron en
conatos y 33 incendios, con una superficie afectada que ha alcanzado las
476,8 hectáreas (457,9 corresponden a matorral y 19,5 a terreno
arbolado).
Éste es el balance provisional que ofreció ayer la recién estrenada delegada de Medio Ambiente, Sandra García Martín, que se desplazó hasta el Centro de Defensa Forestal (Cedefo) La Resinera, en pleno corazón del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, para dar los primeros datos de las actuaciones efectuadas hasta el 13 de agosto y conocer personalmente la labor que realiza el Infoca. "Gracias a estos profesionales, el 72% de los siniestros forestales se ha quedado en conato (menos de una hectárea)", resaltó la máxima responsable territorial, quien volvió a hacer un llamamiento a la población para que se responsabilice y tome conciencia del problema de los incendios.
La principal causa de los siniestros forestales en la provincia este verano ha sido la imprudencia ciudadana: arrojar colillas encendidas, dejar residuos en el monte tan peligrosos como el vidrio, por ejemplo, acampar en zonas no autorizadas, encender fuego o quemar rastrojos de forma incontrolada.
"La implicación ciudadana es determinante, no sólo para dejar la basura en las zonas adecuadas, sino a la hora de alertar ante posibles emergencias", insistió García Martín, al tiempo que recordaba que los avisos deben realizarse por medio del teléfono 112. Esta alhameña volvió a recordar que está prohibido encender fuego y recorrer con vehículos a motor las zonas forestales desde el 1 de junio hasta mediados de octubre. De los 33 incendios declarados, el que ha tenido mayor incidencia hasta la fecha ha sido el del pasado 16 de marzo en Pedro Martínez, con 105 hectáreas quemadas.
En el Cedefo de La Resinera disponen de cuatro vehículos para la extinción directa de los incendios: un camión nodriza (GN) capaz de transportar hasta 11.000 litros de agua, otro (GP201) con un almacenaje de hasta 4.000 litros, un avión de carga en tierra (ACT) para más de 3.000 litros y un helicóptero de gran capacidad (KA-32) que puede portar hasta 4.000 litros más.
Eloy Esteban es uno de los dos conductores de los dos vehículos pesados que alberga el centro de La Resinera y recordaba ayer ante la delegada una de sus últimas actuaciones, en los Gualchos, donde tuvo que intervenir hasta una decena de medios aéreos para controlar el incendio. Un agente le dio el aviso por la noche, cuando realizaba su turno de 24 horas, y se desplazó hasta el lugar de inmediato. "El director de extinción es el que distribuye los medios, en realidad se apagó enseguida pero como el pueblo estaba muy cerca estuvimos toda la noche echando agua a los troncos", explicaba ayer este profesional. Cuando arde una superficie forestal, por mínima que sea, uno de los mayores temores es que vuelva a reproducirse una vez apagado el fuego. "En las raíces de los árboles se almacena fácilmente el calor, así que ponemos retardante en el agua y lo vigilamos muy de cerca durante días", dijo.
El terreno es bien conocido para estos profesionales, pero dirigir un camión de estas dimensiones no es fácil y en muchos puntos es casi imposible maniobrar con él. Es ahí donde intervienen los medios aéreos. Sobre una pista de aterrizaje de 850 metros aproximadamente, ubicada en el punto más alto del Parque Natural, entre Arenas del Rey y Jayena, descansa un flamante avión de carga en tierra A-4. Un piloto y un mecánico hacen guardias permanentemente ante cualquier aviso. "No sólo pueden ser reclamados para esta Sierra, los dispositivos del Infoca se coordinan con otras comunidades para ayudar en la extinción de otros incendios", advertía el coordinador provincial de los agentes de Medio Ambiente, Miguel Ángel Mesa.
El piloto Javier Poveda había realizado recientemente una intervención en Valencia y explicaba a este diario en qué consistía su labor. "Este avión tiene una capacidad de 3.100 litros y puede alcanzar una velocidad de 300 kilómetros la hora, lo que significa que puede intervenir en 10 minutos en un radio de 50 kilómetros". Siempre están listos para despegar, aunque por ley (Aviación Civil) deben emplear 10 minutos en revisar toda la maquinaria. "Si el incendio está en un radio de 70 kilómetros podemos hacernos con él sin ayuda externa y si no han pasado más de 20 minutos desde su origen podemos dejarlo en un conato", añade. David Rivero y Nuria Anguera se encargan del helicóptero KA-32, un bombardero capaz de enviar más de 4.000 litros desde el aire que puede captar agua hasta desde una piscina.
También los vehículos aéreos utilizan retardante, un compuesto químico que lleva un tinte rojo para saber con exactitud dónde se deposita el agua que además es muy efectivo para perimetrar los incendios. Para Poveda la actuación más difícil que han tenido en lo que va de verano ha sido la de Frigiliana, ya en el término municipal de Málaga. "El viento y las altas temperaturas complican nuestra labor", dice el piloto.
Este año la campaña de extinción de incendios se desarrolla en un contexto meteorológico complicado, debido a la escasez de lluvias registradas, tal como demuestran la proliferación de grandes incendios forestales en diversos puntos del territorio nacional. "Todavía no hemos llegado al ecuador de la campaña, así que hay que estar alerta", dijo.
Éste es el balance provisional que ofreció ayer la recién estrenada delegada de Medio Ambiente, Sandra García Martín, que se desplazó hasta el Centro de Defensa Forestal (Cedefo) La Resinera, en pleno corazón del Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, para dar los primeros datos de las actuaciones efectuadas hasta el 13 de agosto y conocer personalmente la labor que realiza el Infoca. "Gracias a estos profesionales, el 72% de los siniestros forestales se ha quedado en conato (menos de una hectárea)", resaltó la máxima responsable territorial, quien volvió a hacer un llamamiento a la población para que se responsabilice y tome conciencia del problema de los incendios.
La principal causa de los siniestros forestales en la provincia este verano ha sido la imprudencia ciudadana: arrojar colillas encendidas, dejar residuos en el monte tan peligrosos como el vidrio, por ejemplo, acampar en zonas no autorizadas, encender fuego o quemar rastrojos de forma incontrolada.
"La implicación ciudadana es determinante, no sólo para dejar la basura en las zonas adecuadas, sino a la hora de alertar ante posibles emergencias", insistió García Martín, al tiempo que recordaba que los avisos deben realizarse por medio del teléfono 112. Esta alhameña volvió a recordar que está prohibido encender fuego y recorrer con vehículos a motor las zonas forestales desde el 1 de junio hasta mediados de octubre. De los 33 incendios declarados, el que ha tenido mayor incidencia hasta la fecha ha sido el del pasado 16 de marzo en Pedro Martínez, con 105 hectáreas quemadas.
En el Cedefo de La Resinera disponen de cuatro vehículos para la extinción directa de los incendios: un camión nodriza (GN) capaz de transportar hasta 11.000 litros de agua, otro (GP201) con un almacenaje de hasta 4.000 litros, un avión de carga en tierra (ACT) para más de 3.000 litros y un helicóptero de gran capacidad (KA-32) que puede portar hasta 4.000 litros más.
Eloy Esteban es uno de los dos conductores de los dos vehículos pesados que alberga el centro de La Resinera y recordaba ayer ante la delegada una de sus últimas actuaciones, en los Gualchos, donde tuvo que intervenir hasta una decena de medios aéreos para controlar el incendio. Un agente le dio el aviso por la noche, cuando realizaba su turno de 24 horas, y se desplazó hasta el lugar de inmediato. "El director de extinción es el que distribuye los medios, en realidad se apagó enseguida pero como el pueblo estaba muy cerca estuvimos toda la noche echando agua a los troncos", explicaba ayer este profesional. Cuando arde una superficie forestal, por mínima que sea, uno de los mayores temores es que vuelva a reproducirse una vez apagado el fuego. "En las raíces de los árboles se almacena fácilmente el calor, así que ponemos retardante en el agua y lo vigilamos muy de cerca durante días", dijo.
El terreno es bien conocido para estos profesionales, pero dirigir un camión de estas dimensiones no es fácil y en muchos puntos es casi imposible maniobrar con él. Es ahí donde intervienen los medios aéreos. Sobre una pista de aterrizaje de 850 metros aproximadamente, ubicada en el punto más alto del Parque Natural, entre Arenas del Rey y Jayena, descansa un flamante avión de carga en tierra A-4. Un piloto y un mecánico hacen guardias permanentemente ante cualquier aviso. "No sólo pueden ser reclamados para esta Sierra, los dispositivos del Infoca se coordinan con otras comunidades para ayudar en la extinción de otros incendios", advertía el coordinador provincial de los agentes de Medio Ambiente, Miguel Ángel Mesa.
El piloto Javier Poveda había realizado recientemente una intervención en Valencia y explicaba a este diario en qué consistía su labor. "Este avión tiene una capacidad de 3.100 litros y puede alcanzar una velocidad de 300 kilómetros la hora, lo que significa que puede intervenir en 10 minutos en un radio de 50 kilómetros". Siempre están listos para despegar, aunque por ley (Aviación Civil) deben emplear 10 minutos en revisar toda la maquinaria. "Si el incendio está en un radio de 70 kilómetros podemos hacernos con él sin ayuda externa y si no han pasado más de 20 minutos desde su origen podemos dejarlo en un conato", añade. David Rivero y Nuria Anguera se encargan del helicóptero KA-32, un bombardero capaz de enviar más de 4.000 litros desde el aire que puede captar agua hasta desde una piscina.
También los vehículos aéreos utilizan retardante, un compuesto químico que lleva un tinte rojo para saber con exactitud dónde se deposita el agua que además es muy efectivo para perimetrar los incendios. Para Poveda la actuación más difícil que han tenido en lo que va de verano ha sido la de Frigiliana, ya en el término municipal de Málaga. "El viento y las altas temperaturas complican nuestra labor", dice el piloto.
Este año la campaña de extinción de incendios se desarrolla en un contexto meteorológico complicado, debido a la escasez de lluvias registradas, tal como demuestran la proliferación de grandes incendios forestales en diversos puntos del territorio nacional. "Todavía no hemos llegado al ecuador de la campaña, así que hay que estar alerta", dijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario