Granada y Jaén conforman la delegación de los Scouts de Andalucía con más tradición y mayor número de miembros.
Cerca de 4.000 niños andaluces han elegido formar parte de los Scouts y 900 de ellos pertenecen a la delegación de Granada y Jaén. Lejos de lo que pudiera parecer en un principio, es una opción de ocio que toma cada vez más fuerza entre los niños y jóvenes granadinos. "Sí, es cierto que dimos un bajón, pero hace como tres o cuatro años que estamos remontando", aseguran Montse López, delegada en Granada y Jaén de los Scouts de Andalucía, y Álvaro Ortega, coordinador del grupo Scouts Genil.
Ambos entraron en la asociación siendo aún niños y desde entonces han ido tomando responsabilidades e implicándose cada vez más. "Es un proceso natural", comenta Montse, que reconoce que le resulta complicado compaginar su trabajo con el cargo que ejerce como voluntaria dentro de los Scouts. Aunque "los amigos están también metidos en esto y así resulta más fácil". Y es que trabajar con 10 grupos de Granada y los 3 de Jaén no es una responsabilidad que se pueda tomar a la ligera. Álvaro explica que dentro de cada grupo los chicos son repartidos entre 5 tramos de edad diferentes, que van desde los 7 años a los 21, y se preparan las actividades acordes con sus intereses y capacidades. "A partir de los 14 años es cuando más chicos deciden dejar los Scouts y me parece una pena porque son edades muy complicadas y creo que tenemos programas muy buenos para trabajar con ellos" y, sobre todo, enfocados a "las actividades de prevención para problemas como las drogas y trastornos alimenticios y explicamos la importancia de la vida saludable y el deporte". Montse cuenta que, por ejemplo, el año pasado los jóvenes colaboraron con el Congreso Iberoamericano de Síndrome de Down que se celebró en Granada y "los chavales quedaron encantados, les costó mucho trabajo pero fue muy bonito y nos piden que hagamos actividades parecidas".
Además de este tipo de actividades, los Scouts también organizan excursiones y convivencias. Álvaro comenta que la magnitud de los proyectos "depende de los recursos económicos, aunque intentamos siempre que no sea muy costoso para los niños". Por eso hay grupos que están pasando el verano en Cantabria y en el Pirineo Aragonés mientras que otros han ido a la Sierra de Cazorla y Segura, que es uno de los viajes más frecuentes. "Potenciamos las excursiones a las zonas verdes de Andalucía, y así también favorecemos que se cuiden y se mantengan". Y es que la protección del medio ambiente es una de las principales preocupaciones de los Scouts, pero no la única. "Estamos muy etiquetados con eso", reconocen Álvaro y Montse, "y es cierto que estamos concienciados con el medio ambiente pero también trabajamos otros valores como el compañerismo y la democracia. Queremos que los niños se hagan responsables de sus decisiones, que tengan conciencia del mundo que los rodea y de los problemas que hay. El objetivo es que sean ciudadanos activos, que no se conviertan en borregos".
Ambos entraron en la asociación siendo aún niños y desde entonces han ido tomando responsabilidades e implicándose cada vez más. "Es un proceso natural", comenta Montse, que reconoce que le resulta complicado compaginar su trabajo con el cargo que ejerce como voluntaria dentro de los Scouts. Aunque "los amigos están también metidos en esto y así resulta más fácil". Y es que trabajar con 10 grupos de Granada y los 3 de Jaén no es una responsabilidad que se pueda tomar a la ligera. Álvaro explica que dentro de cada grupo los chicos son repartidos entre 5 tramos de edad diferentes, que van desde los 7 años a los 21, y se preparan las actividades acordes con sus intereses y capacidades. "A partir de los 14 años es cuando más chicos deciden dejar los Scouts y me parece una pena porque son edades muy complicadas y creo que tenemos programas muy buenos para trabajar con ellos" y, sobre todo, enfocados a "las actividades de prevención para problemas como las drogas y trastornos alimenticios y explicamos la importancia de la vida saludable y el deporte". Montse cuenta que, por ejemplo, el año pasado los jóvenes colaboraron con el Congreso Iberoamericano de Síndrome de Down que se celebró en Granada y "los chavales quedaron encantados, les costó mucho trabajo pero fue muy bonito y nos piden que hagamos actividades parecidas".
Además de este tipo de actividades, los Scouts también organizan excursiones y convivencias. Álvaro comenta que la magnitud de los proyectos "depende de los recursos económicos, aunque intentamos siempre que no sea muy costoso para los niños". Por eso hay grupos que están pasando el verano en Cantabria y en el Pirineo Aragonés mientras que otros han ido a la Sierra de Cazorla y Segura, que es uno de los viajes más frecuentes. "Potenciamos las excursiones a las zonas verdes de Andalucía, y así también favorecemos que se cuiden y se mantengan". Y es que la protección del medio ambiente es una de las principales preocupaciones de los Scouts, pero no la única. "Estamos muy etiquetados con eso", reconocen Álvaro y Montse, "y es cierto que estamos concienciados con el medio ambiente pero también trabajamos otros valores como el compañerismo y la democracia. Queremos que los niños se hagan responsables de sus decisiones, que tengan conciencia del mundo que los rodea y de los problemas que hay. El objetivo es que sean ciudadanos activos, que no se conviertan en borregos".
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