Los hogares antiguos también pueden recortar hasta un 30% de la factura eléctrica aplicando pequeñas medidas como la colocación de toldos, el empleo de electrodomésticos eficientes o bombillas de bajo coste
Ahorrar electricidad es posible sin tiritar de frío en invierno ni abrasarse en verano. Al menos esto es lo que defiende Elena González, directora de Energylab, un centro tecnológico de eficiencia y sostenibilidad energética gestionado a través de una fundación privada en la que participan empresas como Gas Natural, Phillips, Schneider, Indra o Inditex, además de la Xunta de Galicia y las tres universidades gallegas. Sus investigadores han comprobado que la factura eléctrica de una vivienda puede descender a la mitad pasando de unos 1.500 euros a unos 750 euros si se aplican todo el abanico de tecnologías existente actualmente, como las bombas de calor geotérmicas, que aprovechan el calor natural de la tierra para producir frío o calor, o el empleo de microgeneración, un sistema basado en la producción simultánea de electricidad y calor a partir de la energía primaria de un solo combustible.
Estas condiciones se alejan de la realidad de la mayoría del parque de viviendas granadinas. "Lo más importante a la hora de medir la eficiencia de una vivienda es su envolvente: muros, fachadas, ventanas. Sólo con la envolvente podemos ganar el 40% de su consumo. Por eso es un buen momento para introducir planes de rehabilitación" , subraya González.
A la espera de que estas ayudas se materialicen, Elena González afirma que hay inversiones al alcance de la mayoría de la población que redundan en un notable ahorro energético. Además de apagar las luces cuando no sean necesarias, una de los más económicas es precisamente la colocación de toldos. "Un toldo reduce la temperatura de una casa en cinco grados y es fácil de instalar. En casas con terrazas se pueden colocar toldos vegetales, como en Japón, que reducen de dos a tres grados la temperatura interior", aconseja.
La adquisición de electrodomésticos eficientes también es rentable a largo plazo. "Cuando tengamos que renovarlos, fijémonos en que sean clase A, porque aunque inicialmente se pueda pagar un poco más, en dos años empezamos a recuperar el sobrecoste", incide.
En cuanto a las bombillas de bajo consumo, su eficacia está verificada en estancias donde permanecen mucho tiempo encendidas. "Las luces de bajo consumo van aumentando su intensidad con el tiempo, por lo que se recomiendan para el salón, o el dormitorio. En un cuarto de baño, donde entras y sales constantemente no llegan a su punto óptimo", explica la directora de Energylab, que incide en que el coste ya no es un problema. "Ahora se han abaratado mucho. Y dado que su vida es muy superior a la media de las bombillas incandescentes, en uno o dos años están rentabilizadas". "Nosotros analizamos las tecnologías desde el punto de vista energético y tecnológico, por lo que intentamos no difundirlas hasta que no vemos también su viabilidad económica. Con los LEDS, pasará lo mismo: al inicio su coste es elevado pero a medida que se use y haya más economías de escala, se irá reduciendo", sostiene Elena González.
El consumo residual de los aparatos que se quedan en estado latente -stand by-también se puede recortar si se centralizan todos los enchufes en una regleta que se desconectar con un simple botón. "Televisores de plasma, videoconsolas... No digo que no los usemos, pero sumados todos generan un consumo importante. Hay un estudio de EEUU que calcula que para mantener la energía de todos los marcos digitales del país hace falta una planta más de generación", recalca la directora de Energylab, que destaca que con estas medidas se puede alcanzar hasta un 30% de ahorro. "Si la factura es de unos 1.000 euros al año, son 300 euros menos. Y año a año da para que mejores el equipamiento de tu casa", subraya.
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