lunes, 19 de octubre de 2009

El 'pintautor' filipino estuvo tres horas cantando el sábado en Atarfe

Aute total
Tarda en venir, pero cuando lo hace se vacía. «Siempre pasa mucho tiempo entre Granada y Granada», dijo nada más llegar, en referencia a que no nos frecuenta tanto como quisiera. Sin embargo, Granada es plaza conquistada que le profesa un considerable aprecio desde que diera sus primeros conciertos por aquí, en un pub que había, llamado La Garnacha, y aquel Corpus en la mitad de la plaza de Bibrrambla, a finales de los setenta. Desde entonces, el filipino llena todo, incluso teniendo que añadir sillas por los pasillos, como el sábado en el Centro Cultural Medina Elvira de Atarfe. Él, por si acaso, pasa otros varios años sin volver (o le fallan a uno las facultades), se vuelca completamente durante tres horas y una treintena de canciones: «Tengo 3.000 pero no me va a dar tiempo a cantarla todas», dijo nada más comenzar, avisando de que la cosa iba para largo.
A Aute, como a Serrat, se le disfruta tanto hablando como cantando; no hay muchos artistas que tengan semejante don de la comunicación, que la mayoría ni tienen las palabras adecuadas, ni el mensaje apropiado, ni (y esto es lo peor) sentido de la medida. Con la aparente sequedad obligada por su timidez, Aute conquista la complicidad usando un discurso ambivalente, desprejuiciado, afectuoso y no poco irónico, pero sobre todo demoledoramente escéptico. Cosas de la edad y la lucidez.
Por Atarfe, por sobriedad y musicalidad, por limitaciones vocales y tono grave, por un cancionero sexuado y libre (en el sentido previo al uso del término por la Cope)... por tantas cosas, uno recordó ante Aute el concierto de Leonard Cohen del mes pasado, ambos presentes al mismo tiempo en la zona roja de los guateques en los tiempos de 'entonces', y ambos reinventados completamente. En este caso, remozando un cancionero cuyas ambientaciones sonoras habían envejecido en algunos casos mucho más que sus palabras. Lo ha hecho en el tríptico 'Auterretratos' y lo practica en directo.
Minimalismo escénico

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