EL SER HUMANO PADECE

Artículo / Natalia Lombardo

Qué me respondería usted a la siguiente pregunta: ¿Te gusta sufrir? Probablemente me contestaría con un “No” rotundo, como la mayoría de las personas, y tal vez sea verdad para todos aquellos que pensamos lo mismo, que sufrimiento es sinónimo de dolor y por tanto no es algo placentero que queramos aplicar a nuestra vida.

Aun así, es muy común la expresión “eres masoca”, seguramente muy pocas personas se hayan parado a entender el complejo significado que ella esconde, y es que decir eso implica que, indirectamente, el ser humano asimila el dolor y el sufrimiento, no como una utopía, sino como una consecuencia que está dispuesto a padecer por ganar otras cosas, y esto es algo que se repite en nuestro día a día.

Tengo una bolsa repleta de gominolas de todos los sabores, me encantan todas ellas y no puedo parar de comerlas, me empieza a doler el estómago pero es increíble la adicción que crea en mí esos minúsculos caramelitos dulces. Sé que enfermaré si continúo ingiriéndolas pero, a pesar de ello, sigo llevando una tras otra a mi boca.

Es ahí donde reside lo dicho, indirectamente estoy dispuesta a padecer y sufrir por seguir engullendo gominolas, asumo la consecuencia por obtener un placer momentáneo.

Pero esto a lo que nos enfrentamos cada día, no nos convierte a todos en masocas, diferenciemos pues, que el masoquismo es la obtención de placer al ser víctima de actos de crueldad o dominio; ni en emos, los románticos del siglo XXI, que son aquellos que expresan sus sentimientos a través de su personalidad, se sienten rechazados y apartados por la sociedad, tan solo son comprendidos por sus grupos de iguales y ven la muerte como la única escapatoria y lo único bello de su vida, reflejado todo esto en sus vestimentas y peinados.

El sufrimiento tan solo es una característica más del ser humano, de su capacidad de raciocinio y elección, ya que para ganar unas cosas, a veces tenemos que sacrificar otras; y el hombre es el único capaz de discernir entre que ofrendar y con cual resignarse aun sabiendo que nuestra decisión puede causar una tortura en nosotros.

Así pues, la respuesta a esa pregunta, de forma generalizada, sería “No”, al ser humano no le gusta sufrir, pero está dispuesto a enfrentarse a ese dolor por deleitarse con otros “placeres”.