Con el objetivo de ampliar la cobertura de vacunación entre la población adulta, que el año pasado solo alcanzó el 57%, el Grupo de Estudio de la Gripe (GEG), integrado por especialistas de diferentes disciplinas médicas, ha puesto en marcha por segundo año consecutivo el denominado Gripómetro. Esta iniciativa, que medirá semanalmente la cobertura de vacunación por comunidades autónomas, tiene como finalidad informar y concienciar sobre la necesidad de inmunizarse frente a la gripe.Los facultativos han informado de que cada otoño esta patología afecta a entre el 5 y el 15% de la población mundial, y se estima que por cada individuo infectado se contagian de una a dos personas. Dada la facilidad y rapidez con la que se propaga la gripe, sobre todo en espacios concurridos y cerrados, los especialistas aconsejan la vacunación como una medida preventiva, eficaz y segura para prevenir su contagio, especialmente a las personas mayores de 60 años, pacientes con enfermedades crónicas o embarazadas.
El doctor Ramón Cisterna, coordinador del GEG y jefe del Servicio de Microbiología Clínica y Control de la Infección del Hospital de Basurto (Bilbao), ha informado de que vacunarse es la única medida eficaz y segura de prevención de la gripe, que en adultos sanos puede disminuir entre un 70% y 90% el riesgo de contagio. Además de a mayores, enfermos crónicos y embarazadas, la denominada población de riesgo, el doctor ha destacado la importancia de la vacunación a las personas que conviven con ellos.
Efecto barrera
"De esta manera se crea un efecto barrera, es decir, se incrementa la inmunidad de grupo en su entorno y se reduce la probabilidad de que la población vulnerable contraiga la enfermedad ", ha apostillado. Cisterna ha expuesto que la gripe es una enfermedad respiratoria causada por un virus que se transmite fácilmente por el aire, en las gotitas de la saliva y secreciones nasales que se expulsan al toser, al hablar o al estornudar.
La temporada en los países del hemisferio norte comienza en el otoño y continúa durante los meses de invierno, con un pico máximo a mediados y finales del invierno (enero-marzo). Los expertos recuerdan que la gripe es diferente del resfriado o del catarro común porque mientras éstos suelen provocar mucosidad, tos y síntomas respiratorios, rara vez causan fiebre ni malestar general. En cambio, la gripe se caracteriza por la fiebre elevada e intensas molestias físicas y los síntomas suelen tener un comienzo súbito y mantenerse entre una y dos semanas.
En personas de alto riesgo, puede ser causa de complicaciones severas y motivo de ingreso hospitalario, pero por lo general, los síntomas tienden a remitir en el plazo de una semana. Aunque la vacunación es con gran diferencia la medida más eficaz para evitar la gripe, Cisterna ha indicado que otros mecanismos para impedir la transmisión son "lavarse frecuentemente las manos, evitar aglomeraciones o, al toser o estornudar, cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo y desecharlo a continuación".
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