El seguimiento que se desarrolla desde 2008 en el Observatorio de Sierra Nevada se prolongará hasta 2014 · La nueva fase del programa hará hincapié en el estudio de los aspectos socioeconómicos del fenómeno
El seguimiento del cambio global que desde 2008 desarrolla el Observatorio localizado en el espacio natural de Sierra Nevada afronta ya su segunda fase, que se prolongará hasta 2014 con una inversión de 3.672.250 euros. Gracias a este centro se han puesto en marcha hasta el pasado año más de una veintena de metodologías para el seguimiento exhaustivo de los efectos de este fenómeno planetario, mientras que la nueva fase del programa está previsto que haga especial hincapié en el estudio de los aspectos socioeconómicos relacionados con el citado cambio global.
Fuentes del parque nacional explicaron que la primera fase de este programa culminó en 2010 y ahora los expertos afrontan esta nueva fase con todas las metodologías homologadas y protocolos de seguimiento validados científicamente e internacionalmente, si bien se ampliarán las actuaciones que se someten a seguimiento. Además, según señalan, "hay que tener en cuenta todo ese seguimiento deriva en proyectos", ya que una de las características más singulares del Observatorio es la "aplicación en tiempo real de las implicaciones y orientaciones que van llegado".
Ya en la primera fase, según precisan, se determinaron cuáles eran los indicadores definitivos y se realizó el primer informe de seguimiento. A partir de ahora, por lo tanto, comienza una nueva etapa pero, ¿en qué se mide el éxito del trabajo?
El parque considera que parte del éxito es haber conseguido que este proyecto no se haya quedado en una primera fase, de modo que el de Sierra Nevada es "el único Observatorio con estas garantías de continuidad". Además, valora que "somos una de las diez biosferas de alta montaña -la única española- del mundo que la Unesco mantiene como elemento de referencia. Así, Sierra Nevada está incluido en el proyecto Glochamost, cuyo objetivo es estudiar los efectos del cambio climático y desarrollar estrategias de adaptación.
Este programa permanecerá vigente hasta 2012 y es heredero del anterior, Glochamore (Global Change in Mountain Regions) con el que se puso en marcha una red internacional de 28 observatorios del cambio global en regiones montañosas, de la que Sierra Nevada ya formaba parte.
La Consejería de Medio Ambiente, por su parte, recuerda que el programa de seguimiento puesto en marcha en el Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada permite llevar a cabo un análisis a largo plazo de sistemas, especies y procesos con más de 115 indicadores estructurados en 24 grupos.
Esta labor, según precisan desde el parque, se lleva a cabo "en colaboración con la Universidad de Granada (UGR) y del Centro Andaluz de Medio Ambiente" y ha dado lugar ya a la presentación de un primer informe en el que se proporcionan guías metodológicas para cada uno de los indicadores y se aportan resultados desde ópticas tan diversas como la biodiversidad, los recursos hídricos, los cambios de usos del suelo, o los factores económicos y sociales.
De este modo, la Junta valora que se han logrado en Granada importantes avances en la comprensión de la actual coyuntura climática y se ha convertido a Sierra Nevada en un laboratorio de campo para el ensayo de medidas de gestión activa para la adaptación de la biodiversidad y de los hábitats a los impactos del cambio global, así como para minimizar el perjuicio que éste puede tener sobre el aprovechamiento de los recursos naturales.
En este sentido, el programa ha permitido desarrollar actuaciones encaminadas a la adaptación de formaciones vegetales vulnerables (robledales, enebrales, sabinares), la restauración y regeneración de sistemas naturales terrestres degradados, la restauración y adaptación de sistemas fluviales o la naturalización y diversificación de masas forestales de repoblación.
Asimismo, Sierra Nevada forma parte de la Red Andaluza de Observatorios del Cambio Global que gestiona la Consejería de Medio Ambiente, la cual está integrada también por los espacios naturales de Doñana, las zonas áridas almerienses, y los parques natural del Estrecho y el de Cazorla Segura y Las Villas.
Esta iniciativa se enmarca en el Programa Andaluz de Acción por el Clima, que contempla un total de 140 medidas de las que un paquete importante incide directamente en los espacios protegidos. Además de conformar un mosaico de ecosistemas que los convierten en magníficos laboratorios naturales para la experimentación, la investigación y la predicción de los procesos bioclimáticos, los espacios protegidos de Andalucía juegan un papel crucial para hacer frente al cambio climático y participar en sus estrategias de mitigación y adaptación.
Estos enclaves aportan múltiples beneficios y servicios, como su función de sumidero de C02, la generación de oxígeno, el aporte de agua, la retención de suelo y el freno a la erosión.
Fuentes del parque nacional explicaron que la primera fase de este programa culminó en 2010 y ahora los expertos afrontan esta nueva fase con todas las metodologías homologadas y protocolos de seguimiento validados científicamente e internacionalmente, si bien se ampliarán las actuaciones que se someten a seguimiento. Además, según señalan, "hay que tener en cuenta todo ese seguimiento deriva en proyectos", ya que una de las características más singulares del Observatorio es la "aplicación en tiempo real de las implicaciones y orientaciones que van llegado".
Ya en la primera fase, según precisan, se determinaron cuáles eran los indicadores definitivos y se realizó el primer informe de seguimiento. A partir de ahora, por lo tanto, comienza una nueva etapa pero, ¿en qué se mide el éxito del trabajo?
El parque considera que parte del éxito es haber conseguido que este proyecto no se haya quedado en una primera fase, de modo que el de Sierra Nevada es "el único Observatorio con estas garantías de continuidad". Además, valora que "somos una de las diez biosferas de alta montaña -la única española- del mundo que la Unesco mantiene como elemento de referencia. Así, Sierra Nevada está incluido en el proyecto Glochamost, cuyo objetivo es estudiar los efectos del cambio climático y desarrollar estrategias de adaptación.
Este programa permanecerá vigente hasta 2012 y es heredero del anterior, Glochamore (Global Change in Mountain Regions) con el que se puso en marcha una red internacional de 28 observatorios del cambio global en regiones montañosas, de la que Sierra Nevada ya formaba parte.
La Consejería de Medio Ambiente, por su parte, recuerda que el programa de seguimiento puesto en marcha en el Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada permite llevar a cabo un análisis a largo plazo de sistemas, especies y procesos con más de 115 indicadores estructurados en 24 grupos.
Esta labor, según precisan desde el parque, se lleva a cabo "en colaboración con la Universidad de Granada (UGR) y del Centro Andaluz de Medio Ambiente" y ha dado lugar ya a la presentación de un primer informe en el que se proporcionan guías metodológicas para cada uno de los indicadores y se aportan resultados desde ópticas tan diversas como la biodiversidad, los recursos hídricos, los cambios de usos del suelo, o los factores económicos y sociales.
De este modo, la Junta valora que se han logrado en Granada importantes avances en la comprensión de la actual coyuntura climática y se ha convertido a Sierra Nevada en un laboratorio de campo para el ensayo de medidas de gestión activa para la adaptación de la biodiversidad y de los hábitats a los impactos del cambio global, así como para minimizar el perjuicio que éste puede tener sobre el aprovechamiento de los recursos naturales.
En este sentido, el programa ha permitido desarrollar actuaciones encaminadas a la adaptación de formaciones vegetales vulnerables (robledales, enebrales, sabinares), la restauración y regeneración de sistemas naturales terrestres degradados, la restauración y adaptación de sistemas fluviales o la naturalización y diversificación de masas forestales de repoblación.
Asimismo, Sierra Nevada forma parte de la Red Andaluza de Observatorios del Cambio Global que gestiona la Consejería de Medio Ambiente, la cual está integrada también por los espacios naturales de Doñana, las zonas áridas almerienses, y los parques natural del Estrecho y el de Cazorla Segura y Las Villas.
Esta iniciativa se enmarca en el Programa Andaluz de Acción por el Clima, que contempla un total de 140 medidas de las que un paquete importante incide directamente en los espacios protegidos. Además de conformar un mosaico de ecosistemas que los convierten en magníficos laboratorios naturales para la experimentación, la investigación y la predicción de los procesos bioclimáticos, los espacios protegidos de Andalucía juegan un papel crucial para hacer frente al cambio climático y participar en sus estrategias de mitigación y adaptación.
Estos enclaves aportan múltiples beneficios y servicios, como su función de sumidero de C02, la generación de oxígeno, el aporte de agua, la retención de suelo y el freno a la erosión.
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