Pese a ser la tercera enfermedad neurodegenerativa más común, recibimos una escasa asistencia sanitaria, es
cierto que a fecha de hoy no existe un tratamiento curativo pero vemos con esperanza los avances en el campo experimental, por lo que una actitud terapéutica activa, con el énfasis puesto en mantener en lo posible la calidad de vida, tratando de forma decidida lo que pueda ser tratable y sobre todo haciendo una labor preventiva sobre las complicaciones que aceleran nuestro deterioro, nos darían una perspectiva más alentadora
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