lunes, 18 de julio de 2011

El gran enemigo silencioso

En España la hepatitis C afecta a 700.000 personas, pero más de la mitad no lo saben · Aunque la infección es curable si es tratada pronto, no suele dar la cara en décadas y puede progresar a cirrosis y cáncer

El desconocimiento, el silencio que la rodea, y que le ha otorgado la etiqueta de epidemia silenciosa, son los grandes enemigos de la hepatitis C, cuyo causante virus VHC infecta a 170 millones de personas en todo el mundo sin que la gran mayoría lo sepa. España no es una excepción: la infección alcanza a 700.000, y más de la mitad lo desconoce. Así ha quedado de manifiesto en la presentación en Jerez del bautizado como primer Estudio Nacional de Aproximación a la Hepatitis C a través de Expertos (Enlahce), en el que especialistas, representantes sanitarios y pacientes han repasado la actual situación española de esa patología para dibujar a continuación el escenario que esperan a medio plazo.

El retrato de situación, dibujado entre Rafael Esteban (jefe de Hepatología del barcelonés Hospital Vall d'Hebrón) y Manuel Romero (responsable de Enfermedades Digestivas del sevillano Hospital Nuestra Señora de Valme), señala un aumento general de la morbilidad por hepatitis C, aún más marcado en mayores de 60 años. El experto andaluz lo atribuye al carácter silente de la infección, que puede tardar décadas en mostrar síntomas. El aumento de casos en la segunda mitad del siglo XX, subraya, proviene de "pacientes que se infectaron en los 60, 70 y 80", y también se registra "un repunte de enfermedades hepáticas más graves", como la cirrosis hepática o incluso el cáncer, al haber progresado aquellas hepatitis.

Más allá de las habituales cifras manejadas por especialistas internacionales (el 60%-80% de personas con el VHC no presentan síntomas, que pueden retrasarse hasta 20-30 años), lo más inquietante es que la infección, que sería curable si se tratara pronto, se hace crónica al permanecer silenciosa, lo que favorece su progresión a cirrosis y cáncer de hígado. De hecho, como remarca Esteban, la hepatitis C es la segunda enfermedad infecciosa -después del VIH-sida- en índices de morbilidad y mortalidad. Su virus causante está relacionado directamente con el 75% de tumores hepáticos, mientras la cirrosis aparece en un 10%-20% de casos al cabo de 15 a 40 años de infección. Y el 80% de infecciones crónicas desembocan en enfermedad crónica del hígado.

El infradiagnóstico aparece, pues, como un problema clave, y explica que el descenso de la prevalencia del VHC en el mundo desarrollado (Europa Occidental es considerada área endémica baja) vaya acompañado de un paralelo aumento de las patologías hepáticas en general y del cáncer de hígado en particular; hay especialistas que alertan de que la tasa de ese tumor podría incluso duplicarse en un par de décadas.

La secuencia habitual no deja dudas sobre ese peligro. Primero, un 85% de personas infectadas cronifican la enfermedad (el 15% se libera del virus de modo natural). Luego, un 20% de casos crónicos moderados y graves desarrollan cirrosis en dos décadas. Y más tarde una parte (el riesgo anual rondaría el 4% del grupo) progresa a cáncer en 10-20 años.

Y si la detección precoz es importante, ya que el retraso diagnóstico lleva aparejada una significativa reducción de hasta el 50% en la eficacia de las terapias disponibles, tanto o más imprescindible es la prevención. Máxime cuando no existe vacuna para el VHC y abundan los riesgos de transmisión del virus, que se produce al entrar en contacto con sangre infectada o con agujas e instrumentos punzantes contaminados.

El control rutinario de la sangre para transfusiones y trasplantes acabó en 1992 con ese peligro, pero sigue siendo alto en la drogadicción intravenosa, ya que puede bastar con compartir jeringuilla una única vez para infectarse. Grupos de riesgo son también los pacientes de hemodiálisis, los recién nacidos de madres con hepatitis C, las personas a quienes se realicen tatuajes o 'piercings' con material mal desinfectado, y todas aquellas que mantengan relaciones sexuales, compartan cuchillas de afeitar o cepillos de dientes usados con otras ya infectadas.

El estudio Enlahce, que reunió a 50 especialistas en hepatología, 50 representantes sanitarios autonómicos y 45 pacientes contactados por el movimiento asociativo, evaluó también la carga de la enfermedad para quienes la padecen, que ven dificultada su vida cotidiana.
granada hoy

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