El sello CE es la garantía básica, y organizaciones médicas y de consumidores la completan con otras recomendaciones de seguridad. Las piezas pequeñas son el mayor riesgo en la primera infancia.
Manu Mediavilla / Madrid
El juego y los juguetes son claves para un buen desarrollo y maduración en la infancia, y estas fechas navideñas, con su tradición de regalos hasta el día de Reyes, ofrecen la mejor ocasión para irlos incorporando a la vida cotidiana de la familia, las amistades y el colegio. Precisamente por eso se multiplican las voces expertas que llaman la atención sobre su valor educativo y sobre su necesaria seguridad para que no peligre la integridad y la salud de los niños. Lejos de ser un acto rutinario, la elección de un juego o de un juguete adecuados implica una atención especial a muchos detalles.
Tras la Campaña Europea por la Seguridad de los Juguetes lanzada hace un mes por la Comisión Europea, que apuntalaba las nuevas y más estrictas normas comunitarias en vigor desde julio, puede decirse que "los juguetes vendidos en la Unión Europea serán más seguros que nunca", como recalcó el vicepresidente de la CE y responsable de Industria, Antonio Tajani. Pero ese aval normativo, que tiene su máxima expresión en el sello CE que garantiza su conformidad con la legislación comunitaria, necesita un segundo 'sello' de concienciación desde el propio consumidor para seguir las recomendaciones de seguridad, tanto oficiales como de organizaciones reconocidas por su dedicación al ámbito infantil o su defensa del consumidor.
El cuidado de la salud infantil en relación a los juegos y juguetes parte de la precaución básica de comprobar la marca de garantía CE; también ayuda comprarlos en una tienda de confianza. Pero los consejos de seguridad abarcan múltiples aspectos, empezando por deshacerse del embalaje cuanto antes, máxime si se trata de plásticos, que conllevan un importante riesgo de asfixia para los niños. Desde el ámbito médico, tanto la Asociación Española de Pediatría como la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria alertan del grave peligro de asfixia para los menores de tres años que suponen las piezas pequeñas desmontables, y desaconsejan absolutamente la compra de juguetes que las contengan. Según el pediatra alicantino Antonio Redondo, que dirige la web de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, el método de juego y aprendizaje de los niños en su primer año es "explorar todo", y para ello se sirven de las manos, pero también de la boca. De ahí que sus juguetes "no deben tener aristas cortantes ni ángulos puntiagudos, ni estar fabricados con materiales tóxicos" como los componentes de algunos plásticos flexibles; eso sí, por motivos higiénicos y para esquivar posibles infecciones, "deben ser fáciles de limpiar o lavar". En cuanto al tamaño de sus piezas, tiene que ser suficientemente grande para que no se puedan introducir en boca, nariz u oídos. La recomendación es extensible a otros objetos del entorno, incluidos los juguetes de sus hermanos mayores que puedan estar a su alcance.
La ingestión de cuerpos extraños es uno de los mayores riesgos del juego en las primeras etapas infantiles. Y en ese capítulo hay que prestar especial atención a las pilas de los juguetes eléctricos, y en particular a las de botón, que pueden perforar e infectar peligrosamente las paredes del intestino o el esófago. Las pilas deberían ubicarse siempre en un compartimento que solo pueda abrirse con un destornillador, remarcan los especialistas.
Tras la Campaña Europea por la Seguridad de los Juguetes lanzada hace un mes por la Comisión Europea, que apuntalaba las nuevas y más estrictas normas comunitarias en vigor desde julio, puede decirse que "los juguetes vendidos en la Unión Europea serán más seguros que nunca", como recalcó el vicepresidente de la CE y responsable de Industria, Antonio Tajani. Pero ese aval normativo, que tiene su máxima expresión en el sello CE que garantiza su conformidad con la legislación comunitaria, necesita un segundo 'sello' de concienciación desde el propio consumidor para seguir las recomendaciones de seguridad, tanto oficiales como de organizaciones reconocidas por su dedicación al ámbito infantil o su defensa del consumidor.
El cuidado de la salud infantil en relación a los juegos y juguetes parte de la precaución básica de comprobar la marca de garantía CE; también ayuda comprarlos en una tienda de confianza. Pero los consejos de seguridad abarcan múltiples aspectos, empezando por deshacerse del embalaje cuanto antes, máxime si se trata de plásticos, que conllevan un importante riesgo de asfixia para los niños. Desde el ámbito médico, tanto la Asociación Española de Pediatría como la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria alertan del grave peligro de asfixia para los menores de tres años que suponen las piezas pequeñas desmontables, y desaconsejan absolutamente la compra de juguetes que las contengan. Según el pediatra alicantino Antonio Redondo, que dirige la web de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, el método de juego y aprendizaje de los niños en su primer año es "explorar todo", y para ello se sirven de las manos, pero también de la boca. De ahí que sus juguetes "no deben tener aristas cortantes ni ángulos puntiagudos, ni estar fabricados con materiales tóxicos" como los componentes de algunos plásticos flexibles; eso sí, por motivos higiénicos y para esquivar posibles infecciones, "deben ser fáciles de limpiar o lavar". En cuanto al tamaño de sus piezas, tiene que ser suficientemente grande para que no se puedan introducir en boca, nariz u oídos. La recomendación es extensible a otros objetos del entorno, incluidos los juguetes de sus hermanos mayores que puedan estar a su alcance.
La ingestión de cuerpos extraños es uno de los mayores riesgos del juego en las primeras etapas infantiles. Y en ese capítulo hay que prestar especial atención a las pilas de los juguetes eléctricos, y en particular a las de botón, que pueden perforar e infectar peligrosamente las paredes del intestino o el esófago. Las pilas deberían ubicarse siempre en un compartimento que solo pueda abrirse con un destornillador, remarcan los especialistas.
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