La demanda de productos en las farmacias andaluzas para dejar de fumar se ha disparado en enero más de un 200% respecto al mes de diciembre. Algunos de esos productos, en concreto los cigarrillos electrónicos, han visto incrementar sus pedidos en un 266%, según datos facilitados por la distribuidora Cecofar. Se da la circunstancia de que, precisamente, la Consejería de Salud anunció ayer que encargará un análisis pormenorizado de sus componentes "para corroborar que se adecuan a los términos en los que se ofrecen a los consumidores y evitar posibles fraudes o efectos adversos para la salud". El celo de la Junta, pues, alcanza a un producto que se vende en las farmacias, que son, paradójicamente, establecimientos sanitarios. La intención de la Consejería es encargar el estudio de los cigarrillos electrónicos (con y sin nicotina en sus cartuchos) al Laboratorio del Tabaco de la Junta, puesto en marcha con motivo del ahora en la práctica periclitado proyecto de demanda a las compañías tabaqueras. La decisión llega en un momento que no es el mejor que han experimentado las relaciones institucionales entre la Administración sanitaria andaluza y las farmacias.
Tal como entiende la Administración andaluza la cuestión del e-cigarro para dejar de fumar, si éste contiene nicotina debería ser autorizado por la Agencia del Medicamento como terapia sustitutiva. Si sólo hay vapor, hay que asegurarse de que, como mínimo, esas inhalaciones no sean perjudiciales ni fraudulentas.
Tal como entiende la Administración andaluza la cuestión del e-cigarro para dejar de fumar, si éste contiene nicotina debería ser autorizado por la Agencia del Medicamento como terapia sustitutiva. Si sólo hay vapor, hay que asegurarse de que, como mínimo, esas inhalaciones no sean perjudiciales ni fraudulentas.
granada hoy
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