Expertos advierten de que la concentración de polen será similar a la tasa récord establecida durante el año pasado
Ideal Granada
Mientras
que para la mayoría de los ciudadanos la llegada de la primavera es
sinónimo de bienestar tras el duro invierno, cuando por fin podemos
disfrutar de los primeros rayos de sol, los días más largos y las
temperaturas suaves, hay miles de personas que temen la entrada de una
estación que, para ellos, está considerada de 'alto riesgo'. Son los
alérgicos al polen, un amplio colectivo que ya ha empezado a ‘sufrir’
estas jornadas de anticipo primaveral con estornudos, lagrimeo, picor
nasal... Lo peor está por venir: según los expertos, se avecina una
primavera tan dura e intensa como lo fue la del año pasado, que amenaza
con causar estragos en la salud de casi el 20% de la población.
El
presidente de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología no se
anda con rodeos: «Viene un año calentito», advierte gráficamente José
María Olaguibel. Ya en la primavera de 2013 se alcanzaron máximos
diarios de concentración de polen que no se registraban desde 2007, con
5.400 granos por metro cúbico. A pesar de este récord, no resultó
especialmente complicada para los pacientes por la intermitencia de los
«días pico», una circunstancia que los expertos esperan que se repita en
un año que se presenta, a priori, también «crítico» para los afectados
por la ‘fiebre del heno’. El modelo predictivo para la estación que
arrancará oficialmente el próximo jueves, día 20, –aunque la primavera
meteorológica comenzó el pasado 1 de marzo– arroja incluso tasas mayores
que las de la temporada precedente. No hay por qué alarmarse: José
María Olaguibel insiste en que identificar el riesgo, exponerse al polen
«lo menos posible» y seguir el tratamiento adecuado son las claves para
que los alérgicos no tengan «nada que temer».
Aunque se
empieza a apreciar estos días las primeras señales de la polinización
típica del ciprés, los efectos del olivo y las gramíneas (trigo,
cebada...) empezarán a notarse aún más en abril, mayo y junio. Será
cuando los afectados deberán prestar especial atención a los síntomas,
Además
de los molestos síntomas que acarrean para quien las sufre, estas
afecciones tienen un elevado impacto en costes de asistencia médica o
absentismo laboral, mayores incluso que la hipertensión arterial o la
diabetes, cifrada en unos 1.700 euros por paciente al año (costes
directos o indirectos). Según los cálculos de los expertos, cada
tratamiento cuesta unos 400 euros al año, cerca de 20 euros mensuales
cada vacuna inyectada –el 60% cubierto por financiación pública– y el
gasto en inhaladores se eleva a unos 50 euros al mes.
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