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Las
personas con cáncer de colon que pasan más tiempo caminando y menos
horas en el sofá son menos propensas a morir durante los siete u ocho
años siguientes a ser diagnosticadas, según sugiere un estudio reciente.
Los resultados no prueban que el ejercicio aumente la supervivencia, según dijeron los investigadores, sin embargo, el patrón se mantuvo incluso después de ajustar las variables por etapas del cáncer y la demografía de los pacientes.
Realizar cualquier actividad es mejor que nada; incluyendo caminar, estirar y realizar las tareas del hogar. Sesiones de cinco a diez minutos por vez pueden estar muy bien, y el tipo de actividad del que aquí se habla, no se trata de correr una maratón o escalar los Alpes.
Los investigadores han sabido por mucho tiempo que la obesidad y el ejercicio afectan el riesgo de una persona de padecer cáncer de colon, en primer lugar. La pregunta que un paciente con cáncer colorrectal debería hacer es si estas cuestiones importan una vez que se desarrolla la enfermedad.
Los investigadores dicen que hay un par de posibles explicaciones de por qué el ejercicio, tanto pre-y post-diagnóstico, podría beneficiar a las personas con cáncer; y esto se relaciona al hecho de tener un mejor estado físico de base para poder hacer frente a esta enfermedad. Además, la actividad física puede tener efectos beneficiosos sobre los niveles de insulina y de otras hormonas.
Las personas del estudio que ejercitaban regularmente eran menos propensas a morir en general, y también menos propensas a morir por enfermedad cardiovascular. Para esos pacientes, el ejercicio es probable que tenga el mismo beneficio que para las personas libres de cáncer.
Los resultados no prueban que el ejercicio aumente la supervivencia, según dijeron los investigadores, sin embargo, el patrón se mantuvo incluso después de ajustar las variables por etapas del cáncer y la demografía de los pacientes.
Realizar cualquier actividad es mejor que nada; incluyendo caminar, estirar y realizar las tareas del hogar. Sesiones de cinco a diez minutos por vez pueden estar muy bien, y el tipo de actividad del que aquí se habla, no se trata de correr una maratón o escalar los Alpes.
Los investigadores han sabido por mucho tiempo que la obesidad y el ejercicio afectan el riesgo de una persona de padecer cáncer de colon, en primer lugar. La pregunta que un paciente con cáncer colorrectal debería hacer es si estas cuestiones importan una vez que se desarrolla la enfermedad.
Los investigadores dicen que hay un par de posibles explicaciones de por qué el ejercicio, tanto pre-y post-diagnóstico, podría beneficiar a las personas con cáncer; y esto se relaciona al hecho de tener un mejor estado físico de base para poder hacer frente a esta enfermedad. Además, la actividad física puede tener efectos beneficiosos sobre los niveles de insulina y de otras hormonas.
Las personas del estudio que ejercitaban regularmente eran menos propensas a morir en general, y también menos propensas a morir por enfermedad cardiovascular. Para esos pacientes, el ejercicio es probable que tenga el mismo beneficio que para las personas libres de cáncer.
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