Seis de cada diez españoles confían, erróneamente, en los complementos alimenticios para prevenir o tratar enfermedades, y cuatro de cada cinco creen que su eficacia está probada científicamente.
Ramiro Navarro (GRANADA HOY)
Los europeos gastan al año 1.500 euros en complementos alimenticios. Se venden como productos para la pérdida de peso, evitar la caída del cabello, mejorar la práctica deportiva o, incluso, para prevenir síntomas de enfermedades. Se presentan en forma de píldoras, ampollas o sobres y los podemos encontrar en farmacias, parafarmacias, herbolarios, gimnasios y en Internet. Los complementos son productos alimenticios cuyo fin es complementar la dieta normal, consistentes en fuentes concentradas de nutrientes o de otras sustancias.
Para conocer los hábitos de los españoles respecto a los complementos, su grado de información, la influencia de la publicidad y los errores más frecuentes, entre otros aspectos, la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu) ha realizado una encuesta sobre una muestra representativa de 1.200 individuos que arroja resultados preocupantes, desde el punto de vista de la protección del consumidor. "Al estar permitida su venta entiendo que los beneficios publicitados están supervisados y aceptados por las autoridades sanitarias" Así lo creen el 83,7%. Sin embargo, son productos que no requieren demostrar su eficacia.
El 71,8% piensa que "los complementos alimenticios a diferencia de los medicamentos, aportan beneficios sin efectos secundarios" Sin embargo, su uso inadecuado o excesivo no está exento de riesgos y, eventualmente, podrían causar perjuicios en la salud. Especialmente preocupante es el hecho que casi 6 de cada 10 consumidores (el 57,9%) confíe en los complementos al opinar que son "una forma eficaz de prevenir enfermedades".
Según explica Paula Saiz de Bustamante, bióloga farmacéutica especialista en Nutrición y responsable de Salud de la Ceaccu, explica cómo ha calado la idea de que todo lo natural es inocuo y de cómo las empresas desvirtúan el término desde el punto de vista publicitario. "Hemos visto que se reitera el concepto de lo natural y cómo esas empresas lo utilizan en su publicidad. Es una idea que hay que trabajar en los consumidores. En algunos casos puede suponer un riesgo y, cuando se trata de la salud, debe haber un consejo de un profesional sanitario que oriente y sepa cual es su estado de salud". Saiz cita como ejemplo casos en los que se recomienda tomar hierro para problemas de caída del cabello, "pero un exceso de hierro también puede ser perjudicial para la salud". Asimismo subraya que los fabricantes "no deben inducir al consumidor a pensar que su dieta es insuficiente, y no deben declarar que son beneficiosos para prevenir o tratar enfermedades".
Sobre ese tipo de afirmaciones existe ya una normativa, decreto 1924/2006, que regulará las declaraciones de salud que se realizan en complementos alimenticios y en alimentos funcionales. "Estos productos hablan de perder peso, de prevención de enfermedades porque no están siendo controlados. Desde aquí demandamos que se refuerce ese control", afirma.
En general, los consumidores de estos productos dicen tomarlos para complementar la dieta (28,1%), mejorar la práctica deportiva (16,8%), evitar la caída del cabello (16,5%) y perder peso (16,1%). Además, un 6,7 por ciento dice consumirlos para tratar enfermedades y un 6 por ciento para prevenirlas.
Para conocer los hábitos de los españoles respecto a los complementos, su grado de información, la influencia de la publicidad y los errores más frecuentes, entre otros aspectos, la Confederación Española de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu) ha realizado una encuesta sobre una muestra representativa de 1.200 individuos que arroja resultados preocupantes, desde el punto de vista de la protección del consumidor. "Al estar permitida su venta entiendo que los beneficios publicitados están supervisados y aceptados por las autoridades sanitarias" Así lo creen el 83,7%. Sin embargo, son productos que no requieren demostrar su eficacia.
El 71,8% piensa que "los complementos alimenticios a diferencia de los medicamentos, aportan beneficios sin efectos secundarios" Sin embargo, su uso inadecuado o excesivo no está exento de riesgos y, eventualmente, podrían causar perjuicios en la salud. Especialmente preocupante es el hecho que casi 6 de cada 10 consumidores (el 57,9%) confíe en los complementos al opinar que son "una forma eficaz de prevenir enfermedades".
Según explica Paula Saiz de Bustamante, bióloga farmacéutica especialista en Nutrición y responsable de Salud de la Ceaccu, explica cómo ha calado la idea de que todo lo natural es inocuo y de cómo las empresas desvirtúan el término desde el punto de vista publicitario. "Hemos visto que se reitera el concepto de lo natural y cómo esas empresas lo utilizan en su publicidad. Es una idea que hay que trabajar en los consumidores. En algunos casos puede suponer un riesgo y, cuando se trata de la salud, debe haber un consejo de un profesional sanitario que oriente y sepa cual es su estado de salud". Saiz cita como ejemplo casos en los que se recomienda tomar hierro para problemas de caída del cabello, "pero un exceso de hierro también puede ser perjudicial para la salud". Asimismo subraya que los fabricantes "no deben inducir al consumidor a pensar que su dieta es insuficiente, y no deben declarar que son beneficiosos para prevenir o tratar enfermedades".
Sobre ese tipo de afirmaciones existe ya una normativa, decreto 1924/2006, que regulará las declaraciones de salud que se realizan en complementos alimenticios y en alimentos funcionales. "Estos productos hablan de perder peso, de prevención de enfermedades porque no están siendo controlados. Desde aquí demandamos que se refuerce ese control", afirma.
En general, los consumidores de estos productos dicen tomarlos para complementar la dieta (28,1%), mejorar la práctica deportiva (16,8%), evitar la caída del cabello (16,5%) y perder peso (16,1%). Además, un 6,7 por ciento dice consumirlos para tratar enfermedades y un 6 por ciento para prevenirlas.
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