martes, 7 de agosto de 2012

Precaución, abuelo conductor

Granada hoy

No son aislados los casos de los mayores que se despistan en la carretera y provocan accidentes · El 6,45% de los conductores granadinos tiene más de 70 años · Las revisiones se antojan fundamentales

 La centralita del 112 echaba humo el domingo 27 de mayo. Más de una treintena de llamadas de conductores alertaban de que un vehículo circulaba en sentido contrario por la A-44. El conductor, un varón octogenario, provocó un accidente cuando dos turismos colisionaron al esquivarlo. Finalmente, circuló 8 kilómetros a la inversa, dio negativo en las pruebas de alcoholemia y la razón de este incidente es que cometió un despiste al incorporarse en la autovía desde la A-395. Luego, la Guardia Civil propuso que se sometiera a un examen médico extraordinario para confirmar que sus facultades físicas le permiten seguir conduciendo. Aseguró que no es la primera vez que se cuentan esta clase de situaciones con mayores.

La Jefatura Provincial de Tráfico de Granada, dependiente del Ministerio del Interior, tiene registrados 37.314 conductores (35.001 hombres y 2.313 mujeres) mayores de 70 años. Representan el 6,45% del censo (578.328 al pasado 30 de abril). De los 35.001 hombres, 12.316 se sitúan entre los 70 y 74 años y los 22.685 restantes tienen más de 74, mientras que hay 1.548 mujeres entre los 70 y los 74 y 765 de 75 para adelante.

El artículo 12 del Real Decreto 818/2009 establece que los permisos de tipo B (turismos y motocicletas de hasta 125 centímetros cúbicos) se renuevan cada 10 años y cada 5 a partir de los 65. Es decir, que si un hombre de 85 años supera las pruebas puede mantenerlo ya hasta los 90. Lo que pasa es que cinco años en una edad tan madura puede ser demasiado tiempo. "El problema de los mayores es que hoy están de maravilla y dentro de dos meses pueden estar hechos una pena", reconoce Mercedes González, psicóloga y directora del centro de reconocimiento de conductores San José.

Recuerda que antes las renovaciones hasta los 45 años eran cada 10, de los 45 a los 70 cada 5 y a partir de los 70, primero eran anuales y luego cada dos años. Esos son los plazos marco, que pueden ser limitados o restringidos según el estado en el que se encuentra el usuario.

Isabel González, por ejemplo, explica que por lo general a las personas con 85 años si las ve bien les suele autorizar dos años más de conducción y en el caso de que le detecte algo no grave, un año.

Pasa que algunos conductores no suelen encajar bien del todo que les concedan menos de cinco años y presionan como buenamente pueden al centro médico. González señala que los controles, tanto los objetivos como los más subjetivos, se comprueban y son los resultados los que diferencian el apto del no apto. "Es nuestra responsabilidad. Estamos firmando que está bien".

"El problema del mayor es que está viendo que de pronto se le quita todo: deja de trabajar y ahora le retiras el carné y lo has convertido automáticamente en un dependiente, aunque sea solo mentalmente. Para ellos es algo importante porque es una forma de hacer sus pequeñas cosas cotidianas como los recados".

Así se entiende por ejemplo que muchos conductores -pasa mucho con las mujeres- no conducen y se lo renuevan, pero para no perderlo. "Antiguamente sí que se podía perder, pero ahora no", informa esta profesional en Psicología.

"Nuestra esperanza de vida es mayor y una persona con 70 años está bien, con tratamientos la mayoría, pero bien. Mi opinión es que a partir de una determinada edad el plazo de renovación fuera más corto y luego ya a juicio nuestro… La gente en el fondo aquí viene dispuesta a que tú se lo des, pero antes hay que pasar las pruebas", subraya.

Y esos exámenes incluyen, entre otros, evaluaciones visuales, psicológicas, motoras, perceptivas y mentales. Tiene también mucho de sinceridad por parte del conductor, ya que se le pregunta sobre cuestiones que en un reconocimiento habitual no se pueden contrastar. Caso de si sufre mareos, convulsiones, si ronca, si le cuesta dormir o si padece de inestabilidad laboral, social o familiar.

"Si vemos algo raro, le pedimos un informe médico", precisa González, que reconoce que con los mayores se suele incidir más con pruebas complementarias como test de inteligencia, de personalidad o cognitivos. "A los mayores les afinas más. Lo normal es que digan que están bien".

Las limitaciones no solo son en los plazos, también en las acciones. Por ejemplo, que el conductor solo pueda desplazarse por el día o en un radio máximo de 50 kilómetros por hora. En estos puntos son claves las pruebas psicológicas. Sorprendentemente hay personas de más de 70 años con unos reflejos de 20. "Recuerdo a uno que pasó los exámenes sin ningún fallo. Parecía que estuvo todo el día entrenándose. A partir de los ochenta es cuando hay que tener cuidado, aunque ellos mismos se limitan y se autoimponen trayectos más cortos. Pienso que deberíamos tener más información desde el punto de vista educativo. La gente tiene que saber dónde están las limitaciones, hay que ir mentalizándola".

Los hay concienciados, pero también los hay que intentan la renovación a toda costa. No es infrecuente el caso de que a un usuario se le califique con un no apto en un centro médico y lo intente en otro. El problema es que esa nota está registrada en una base de datos común y cuando lo intenta en el segundo salta en la pantalla el suspenso. En caso, de un no apto y no apto decide la autoridad sanitaria.

La directora del centro San José, en la plaza del Humilladero de Granada, cree en la validez de las pruebas. "Lo que sucede es que si pasas muchas, malo, y si pasas pocas es malo también".

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