Aunque se sigue tratando de una
enfermedad de mal pronóstico, la Ciencia no deja de buscar soluciones al
cáncer más mortal, el de pulmón. Son pequeños pasos hacia la búsqueda
de una cronicidad para la que aún quedan años
Antes de hablar del pronóstico del cáncer de pulmón, los
oncólogos especialistas en esta enfermedad sacan siempre a colación el
asunto del tabaco. Es comprensible, porque muchas voces dicen que, si
esta adición se erradicara del planeta, el cáncer de pulmón sería casi
una patología anecdótica.
Desgraciadamente, la situación dista mucho de ser así y
este tumor maligno constituye la principal causa de muertes por cáncer.
En todos los congresos, como el de la Sociedad Europea de Oncología
Médica que se celebró recientemente en Amsterdam, se presentan avances
en su tratamiento pero, al contrario que en otras enfermedades
tumorales, conseguir la cronicidad (de la curación,mejor no hablar)
todavía es algo lejano, sobre todo para aquellos cuya enfermedad se
detecta en fases avanzadas.
Según el jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital
Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, Luis Paz Ares, esto ocurre
desgraciadamente en la gran mayoría de los casos, alrededor de un 80%,
opinión que comparte la vicepresidenta de la Sociedad Española de
Oncología Médica (SEOM), Pilar Garrido, que cifra en un 70% el
porcentaje de casos que se detectan cuando ya no son curables.
Pero dentro de las malas noticias, la oncología ha logrado
hallazgos reseñables en los últimos años, la mayoría basados en la
descripción de alteraciones moleculares que subyacen en algunos tipos de
cáncer de pulmón. «Para ellas se han desarrollado tratamientos
efectivos y selectivos », destaca Paz Ares, que especifica que la
sobrevida que se ha logrado alcanza alrededor de los tres años, «cuando
antes morían en pocos meses».
La cifra puede parecer escasa pero lo que también han
conseguido los nuevos medicamentos es que de vida de los pacientes sea
mejor. «No solo hay que tener en cuenta el tiempo de vida, sino también
la calidad de ésta», subraya Garrido.
Mutaciones y tratamientos
Tener un apellido poco común en el cáncer de pulmón es una
ventaja. Ocurre, por ejemplo, en el caso de la mutación EGFR, que da
acceso a tratamientos orales mucho más llevaderos que la tradicional
quimioterapia.
Por esta razón, los expertos insisten en que ante un
carcinoma de pulmón no operable es importante que el paciente se asegure
de que le hacen la llamada determinación de EGFR. «No se hace en todos
los hospitales, pero casi todos los centros saben dónde mandar a
analizar el tejido», apunta la vicepresidenta de la SEOM.
Esta mutación afecta a aproximadamente el 10-15% de los
casos, aunque es más común en los escasos casos de cáncer de pulmón que
se dan en no fumadores.
Hace alrededor de cinco años salió el primer fármaco
dirigido a esta anomalía molecular y supuso una revolución, no solo por
alargar considerablemente la vida de los pacientes, sino por su forma de
administración, un comprimido que se toma por vía oral. Desde entonces,
han nacido nuevos medicamentos, cada vez mejores, el último de ellos
prácticamente recién aprobado en Europa.
Pero esta mutación no es el único apellido que puede hacer
de un cáncer de pulmón avanzado algo más llevadero. La traslocación del
gen ALK, para la que también un fármaco específico, afecta solo a
alrededor de un 4% de los pacientes. «Además de estos medicamentos ya
establecidos, hay muchos potenciales, dirigidos a nuevas alteraciones
que se van identificando continuamente », apunta Paz Ares.
Garrido, por su parte, destaca que no hay que dejarse
llevar por el hecho de que los porcentajes sean pequeños. «Un 1% de
muchos afectados en el mundo es mucha gente», puntualiza.
Para las personas que no tienen alteraciones moleculares,
la ciencia también trabaja sin descanso. Por ejemplo, con la inhibición
de la angiogénesis, el mecanismo que necesita un tumor para alimentarse.
Paz Ares considera que un paciente de esta enfermedad debe, ante todo,
confiar en su médico, lo cual no implica que no pida una segunda opinión
«como en todas las decisiones importantes de la vida».
El experto recomienda buscar la participación en ensayos
clínicos, una alternativa para probar medicamentos en estudio. Garrido
está de acuerdo en el importante papel del oncólogo y aborda un aspecto
del que es delicado pero necesario hablar: el final de la vida. «El
médico quiere proporcionarle al paciente el máximo confort. A veces esto
supone un nuevo tratamiento, pero en ocasiones habrá de ser el control
de síntomas», concluye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario