miércoles, 6 de noviembre de 2013

El corazón en el deporte



La muerte súbita cardiaca todavía es un problema para los deportistas profesionales. Provoca entre 100 y 120 fallecimientos cada año.
Ainhoa Iriberri madrid 

No es una causa de muerte frecuente pero, cuando se produce, tiene gran impacto en la sociedad. Cada año, más de 100 deportistas fallecen en España por muerte súbita cardiaca, causada por una fibrilación ventricular mortal en más del 90% de los casos si no se recibe tratamiento

No sólo los aficionados sevillistas. Ningún español olvidaría con facilidad el primer partido que enfrentó al Sevilla y el Getafe en el inicio de la liga 2007/2008. Un joven futbolista de tan solo 22 años, Antonio Puerta, se desplomaba antes los ojos de miles de personas. Días después, falleció. Los médicos dijeron que había sufrido muerte súbita cardiaca, un problema que, seis años después, sigue produciendo entre 100 y 120 fallecimientos entre deportistas españoles.

Así lo explicó el director médico del Hospital Clínico de Barcelona, Josep Brugada, en una sesión sobre este asunto celebrada en el ciclo de conferencias Medicina y Deporte, organizado por la Real Academia Nacional de Medicina. El especialista catalán denuncia que los medios de comunicación solo se hagan eco de casos como éste "cuando sucede alguno mediático", en referencia al de Puerta o el futbolista del Español Daniel Jarque.

Porque el hecho es que muchos de los deportistas que fallecen cada año no son tan conocidos, lo que no quita para que se trate de un problema importante. Para Brugada, el mensaje especialmente necesario en una época como la actual, en la que está de moda el deporte extremo. "No hay más que ver la cantidad de gente que se apunta a maratones o pruebas como el iron man", señala.

Para ellos, una idea clara. Antes de ponerse a practicar este tipo de deportes es necesario a una revisión cardiológica completa, que certifique que su corazón "tolera ese ejercicio", algo que no siempre tiene que ver con la tolerancia al mismo.

Además, Brugada subraya que estos controles tendrán que ser periódicos si la práctica deportiva intensa es habitual, ya que también puede suceder que al corazón "no le guste" lo que se está haciendo con él.

Por supuesto, el mensaje de base no es negativo contra el deporte, todo lo contrario. "Es positivo, alarga la vida, la hace más sana y la persona será más feliz y más longeva", explica. Pero la precaución impera cuando se habla de deportes extremos.

Eso sí, el especialista, que dirige uno de los hospitales públicos más importantes, deja claro que no es la sanidad pública la que tiene que ofertar ese tipo de revisiones, "igual que el Estado no paga por unas zapatillas deportivas buenas o la inscripción a un maratón".

Por el contrario, este tipo de test se deben llevar a cabo en centros privados, que darán al aspirante a deportista un certificado de idoneidad y tranquilidad para él y para su entorno. "El que no quiera hacerse esas pruebas debe saber que está corriendo un riesgo", apunta Brugada que aclara, eso sí, que si en los test se detectan anomalías cardiovasculares, el deportista pasará a ser paciente y, entonces sí, entrará como tal al Sistema Nacional de Salud.

Para este académico honorario de la Real Academia Nacional de Medicina, con este tipo de pruebas no se elimina del todo el riesgo de sufrir muerte súbita cardiaca, pero sí "se reduce considerablemente".

Para los casos en que esto sucede, el experto explica que solo hay una posible solución. Puesto que la muerte súbita se produce debido a una arritmia cardiaca llamada fibrilación auricular, la única forma de evitarla es la desfibrilación precoz. Para ellos, son necesarios los desfibriladores portátiles, presentes hoy en día en muchas instalaciones públicas, como los aeropuertos.

Para Brugada, su existencia debería ser también obligada -incluso por Ley- en actividades deportivas multitudinarias como los maratones o medias maratones mencionadas anteriormente. "Tendría que fijarse una medida que obligue a que, a partir de un número determinado de participantes, hubiera desfibriladores y una ambulancia", concluye.

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