domingo, 25 de noviembre de 2012

En invierno, precaución y suavidad al volante

La lluvia, la nieve y el hielo comprometen el agarre y la estabilidad del vehículo

han sido las lluvias y ahora comienzan las heladas y las nieves. Los expertos son tajantes cuando de conducir se trata ante estos fenómenos meteorológicos: precaución y suavidad al volante.
El mal tiempo se ha instalado en España y la lluvia afecta casi a diario a los conductores en algún punto de la península. Ante los riesgos que presenta, Autocasion.com recoge diez consejos básicos para actuar al volante cuando el agua aparece sobre el asfalto.
Ante todo hay que asegurarse que el coche está preparado para la lluvia. Para ello hay que revisar el estado de los limpiaparabrisas, los neumáticos y las luces.
Con el asfalto mojado por las primeras gotas de lluvia, que se mezclan con la suciedad que hay en la carretera, es fácil que el coche patine. De esta manera, es conveniente no frenar sobre las marcas viales pintadas en el asfalto, dado que con la lluvia se vuelven muy resbaladizas.
Como medida de seguridad hay que duplicar la distancia de seguridad, porque será necesarios muchos más metros para frenar. También es conveniente desconectar el control de crucero, dado que se produce un aquaplaning (ocurre cuando las ruedas no evacuan el agua presente en el suelo y pierden agarre), es mejor tener el control total del coche. Conducir suavemente, no pisar el freno y sujetar el volante con firmeza.
Para cruzar una balsa de agua sólo con las ruedas de un lateral del coche hay que reducir la velocidad y, de nuevo, agarrar bien el volante. Tras cruzar un charco, hay que pisar el freno de forma breve repetidas veces para secar los discos. Asimismo hay que tener cuidado al pasar sobre hojas: pueden ser tan peligrosas y resbaladizas como el agua.
Para evitar el empañamiento de los cristales puede encenderse el aire acondicionado y dirigirlo hacia los cristales.
Nieve y hielo
Como con la lluvia, unos neumáticos en buen estado y manejar con suavidad el volante, el acelerador y los frenos son los principales requisitos para conducir con nieve, según los consejos del RACC Automóvil Club.
Ante una carretera con nieve en la calzada, lo primero que hay que recordar es que una vez producida una situación de riesgo, es aún más difícil actuar que sobre un firme seco, ya que el coche se desliza con facilidad y no reacciona de la misma manera. Es importante aumentar la distancia de seguridad.
En las zonas de umbría donde no toca el sol, la presencia de hielo está casi asegurada, tanto de día como de noche. El secreto para conducir sin sobresaltos ni brusquedades es procurar mantener el tacto y la sensibilidad sobre el acelerador y el freno, accionándolos siempre de manera progresiva y con mucha suavidad.
La menor visibilidad es otro de los factores, especialmente cuando está nevando. En ambos casos, es tan importante ver como ser visto. Cristales, luces y limpiaparabrisas han de estar en perfectas condiciones para garantizar una buena visibilidad.
Según el RACC, las cadenas solo se montarán cuando haya nieve en el asfalto. Estas deben tener las dimensiones apropiadas para el neumático (ancho y diámetro). Es conviene llevar unos guantes para montarlas, siempre en los neumáticos motrices.
Después de un viaje por una zona con nieve es conveniente lavar a fondo los bajos del vehículo. La sal que se esparce en las carreteras para disolver la nieve es perjudicial para la carrocería, ya que resulta corrosiva.

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