La crisis económica ha convertido los polígonos industriales de Granada en una suerte de naufragio en el que los precios de las naves se hunden. Desde la superabundancia de polígonos hasta la falta de servicios. Naves fantasmas y vacías arremolinadas junto a esqueletos de estructuras a medio levantar. El negocio de las naves se ha hundido y según las fuentes consultadas, el precio del metro cuadrado de suelo industrial ha perdido un 30% de su valor. El precio de las naves ya construidas, «puede estar al cincuenta por ciento de lo que costaban antes de la crisis».
Carlos Castilla, director de la Cámara de Comercio, explica que la crisis afecta a los polígonos industriales de la misma forma que al resto del tejido económico de la provincia. «Si uno se fija en lo que está ocurriendo en las calles de las ciudades -con establecimientos comerciales que desaparecen, aunque también hay algunos pocos que también abren-, lo puede aplicar de igual forma a los polígonos industriales. A ellos el cierre de empresas les está afectando, obviamente. Y además hay que tener en cuenta que los que estaban en periodo de desarrollo, están viendo su ralentización». Ni una sola buena noticia.
Carlos Castilla, director de la Cámara de Comercio, explica que la crisis afecta a los polígonos industriales de la misma forma que al resto del tejido económico de la provincia. «Si uno se fija en lo que está ocurriendo en las calles de las ciudades -con establecimientos comerciales que desaparecen, aunque también hay algunos pocos que también abren-, lo puede aplicar de igual forma a los polígonos industriales. A ellos el cierre de empresas les está afectando, obviamente. Y además hay que tener en cuenta que los que estaban en periodo de desarrollo, están viendo su ralentización». Ni una sola buena noticia.
-¿Qué hace falta en Granada para fortalecer y dar más actividad a los polígonos industriales? ¿En qué líneas se deben completar los ya existentes?
-En su momento, cuando la Cámara de Comercio presentó su 'Guía de Suelo Industrial', ya lo pusimos de manifiesto. La oferta era suficiente. En lo que había que avanzar era en las dotaciones, en la prestación de servicios. Es decir, en la calidad del suelo y no tanto en su cantidad. Cuestiones como la limpieza, la recogida de servicios, la dotación de fibra óptica, gas, redes y las comunicaciones, son hoy tan básicos e imprescindibles como la mera oferta de metros cuadrados de suelo industrial».
-¿Se han logrado los objetivos planteados de difusión?
-Desde luego el objetivo con el que pusimos en marcha la nueva edición de la 'Guía de Suelo Industrial' de la Cámara de Comercio fue tratar de acercar la oferta a inversores tanto nacionales como internacionales. Creo que el reto sigue siendo el mismo, lograr el desarrollo de los polígonos en marcha mediante la llegada de nuevos inversores. Pero es evidente que el momento es verdaderamente difícil.
-28 millones de metros cuadrados en suelos industriales en 109 parques y polígonos ¿Hay alguna zona en la que sea necesario más parques porque esté deficitaria?
-Yo creo que ahora mismo, en la situación actual y de los próximos años y con la red de carreteras de Granada la respuesta es que, en principio, no parece necesario. Como decía, hay que mejorar la oferta desde el punto de vista cuantitativo.
-¿Cuál es la actividad fundamental en los polígonos industriales?
-Está claro que no disponemos, salvo excepciones, de grandes polígonos fabriles. Nuestros polígonos se caracterizan especialmente por acoger actividades de distribución, logística, actividad al por mayor y servicios. Un fenómeno más o menos novedoso es la aparición en determinados polígonos de centros de empresas o de negocios en los que se están instalando empresas que prestan servicios a empresas o administraciones, como ingenierías y asesorías.
Al final, lo que ha quedado certificado es el fin de un modelo, el sueño del polígono como pieza magnética para atraer a las empresas y generar empleo estable. Se puede comprobar en menos de veinte minutos. No hay más que dar un paseo por lso grandes polígonos del cinturón de Granada, por Atarfe, Santa Fe, Albolote y Peligros, con Asegra y Juncaril a la cabeza, para darse cuenta de como está la situación con los carteles de 'se vende' y 'se alquila'. Marchalhendín, por ejemplo, es inmenso y está completamente vacío, inmerso en una complicada telaraña judicial de denuncias y completamente urbanizado para empezar su cometido. Las vías que lo cruzan peinan el árido terreno esperando que el reflejo de la crisis pase pronto de largo.
Sergio González es el gerente del Parque Metropolitano, Industrial y Tecnológico. «Tenemos las categorías y todos los servicios. Esto es como polígono una maravilla. Hay subestación de electricidad, limpieza con vecinos del pueblo, hay tomas de agua y servicio de recogida de basura, además de unas normas muy particulares para evitar aglomeraciones innecesarias, atascos y similar. Completo», cuenta de carretilla en la terraza de la oficina central de este polígono. «Tenemos el 95% del suelo industrial vendido a un conjunto de 85 empresarios. En lo que queda de año, se van a instalar cuatro empresas y con nuestra propia promoción hemos logrado que otra docena de empresas ocupen unas naves de las pequeñas». Entre unas cosas y otras, «vamos respirando».
Desde su experiencia diaria y desde el análisis de la competencia comenta que «muchas parcelas y naves están en manos de los bancos y cajas, que buscan por todos los medios venderlas pero tratan de mantener los precios. Por ahí se genera cierta estabilidad».
Desde su experiencia diaria y desde el análisis de la competencia comenta que «muchas parcelas y naves están en manos de los bancos y cajas, que buscan por todos los medios venderlas pero tratan de mantener los precios. Por ahí se genera cierta estabilidad».
Estos apuntes los confirma José María Segura, de la Asociación de Empresarios de Granada (Asegra). Hay 410.000 metros cuadrados de suelo industrial. Había 230 empresas y ahora hay 200. Somos 120 asociados. De los datos, a las sensaciones: «En el Polígono Asegra la crisis se nota más en las naves pequeñas porque las grandes suelen mantenerse y subsistir más por inercia». Pone ejemplos. «Los talleres vienen y van. Cierran y abren sin permanecer mucho tiempo». Insiste en que han comprobado que «hay más naves vacías» y confirma que «han bajado los precios», aunque apostilla que no maneja más cifras «porque no trabajamos esto». No hace falta: «Hace cuatro y cinco años venía mucha gente a la asociación para preguntar por los precios de los alquileres de las naves. Ahora no viene prácticamente nadie».
Y un ejemplo para la posteridad: «En Asegra había un local con barra americana que ha cerrado. Y en la carretera de Córdoba hay un club de carretera grande y con cierta solera que ya ha anunciado que a este ritmo cierra antes de fin de año». Así es como están las cosas.
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