martes, 12 de noviembre de 2013

El riesgo de accidentes por deslumbramiento aumenta en otoño


Aunque son las personas de ojos claros y los mayores de 50 quienes tienen mayor sensibilidad a la luz, el 70 por ciento de los conductores sufre destellos al volante. Las gafas de sol polarizadas pueden ser una ayuda



En personas con trastornos de la visión, como hipermetropía, astigmatismo, miopía o glaucoma, el período de adaptación de la pupila aumenta y con ello el riesgo de accidente.
«Las horas del ocaso son las que registran más accidentes de tráfico, sobre todo en otoño, lo que atribuimos en gran medida al efecto de los deslumbramientos producidos de forma directa por el sol, tras la salida de túneles o en los cambios de rasante o por su reflejo en los cristales de edificios y en otros vehículos», afirma el doctor Juan Gros, especialista en Cirugía Refractiva de la Fundación Rementería.
El motivo es que según un estudio de esta Fundación al menos el 70 por ciento de los conductores sufre destellos al volante, más pronunciados en aquellos que padecen algún trastorno de la visión.
En personas con trastornos de la visión, como hipermetropía, astigmatismo, miopía o glaucoma, «el período de adaptación de la pupila aumenta y con ello el riesgo de accidente», señala el experto. De hecho, en un grupo de pacientes con glaucoma se comprobó que dos tercios tenían problemas de acomodación al salir de un túnel.
Por ello, la Fundación rentería ha iniciado una campaña de detección de ‘puntos blancos’ en la carretera en los que se producen destellos. A través de la web www.fundacionrementeria.es cualquier conductor podrá señalar en un mapa los lugares y las horas en las suceden.
Peor con ojos claros
Las personas de ojos claros son «especialmente sensibles» a la luz, debido a que su cantidad de melanina en el iris es menor, tal y como apunta el doctor Gros.
De hecho, una investigación austríaca publicada en 2013 comprobó que las personas de ojos azules tenían unos niveles significativamente más altos de luz difusa intraocular, por lo que podrían experimentar deslumbramientos discapacitantes en situaciones diarias como la conducción nocturna con más frecuencia que otras.
De noche, más peligroso
La conducción nocturna es la que se revela como más peligrosa debido a los deslumbramientos. El 66 por ciento de los conductores dice haber sufrido molestias con los faros de los conductores que vienen de frente que les dificultaban la visión. Ese riesgo es aún mayor en mayores de 50 años, según un estudio del Grupo de Investigación en Visión Aplicada de la Universidad Complutense: «Hemos hallado que el halo que rodea la fuente luminosa durante la noche (como faros y farolas) se agranda a medida que envejece el ojo y dificulta ver los objetos que hay detrás», afirma la investigadora y profesora Mª Jesús Pérez Carrasco.
Consejos a seguir
Los exámenes de conducción que se realizan en España, a diferencia de lo que ocurre en países de nuestro entorno, no obligan a comprobar la sensibilidad al deslumbramiento, afirma la profesora Pérez Carrasco.
Por ello, la Fundación Rementería aconseja utilizar gafas de sol polarizadas y acudir al oftalmólogo si los deslumbramientos nos dificultan la conducción, ya que podría ser síntoma de un trastorno de la visión y ocasionar un accidente.
«Las personas con especial riesgo de deslumbramiento, como aquellas con ojos claros, defectos de refracción o glaucoma, deberían extremar las precauciones a la hora de conducir, en especial en condiciones atmosféricas adversas como lluvia o niebla, ya que no sólo se reduce la visión sino que la luz de los faros se refleja en el agua y crea una sensación de espejo que puede ser muy peligrosa», subraya el doctor Gros. También hay que considerar que a más altura la radiación solar es mayor y, en especial, en presencia de nieve (que refleja el 85 por ciento de la luz).

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